JUNTOS

Es inevitable no tirar de recuerdos estos días. Hace un año cumplía la tradición de ir con mi padre al Wanda Metropolitano para ver al Atleti. Nunca pensé que aquel partido ante el Sevilla iba a ser el último que viviría en mi casa futbolística en tanto tiempo. Aquella jornada, a pesar de que el virus ya pululaba por el ambiente, la disfrutamos como buenos colchoneros animando a los nuestros, gritando sus goles y sufriendo en los momentos decisivos. Eso sí, no éramos conscientes de la que se nos avecinaba. Ese siete de marzo pasará a la historia de mis mejores añoranzas. Un año después, seguimos comentando los partidos del equipo de nuestro corazón por teléfono o por mensajes. Menos mal, que el destino ha querido que el derbi lo hayamos podido ver juntos porque la distancia con los seres queridos cada vez pesa más. La fatiga pandémica está aflorando por días y no siempre el nivel de fuerzas está al cien por cien. Una buena recarga de energía es vital para afrontar lo que todavía nos queda por delante.
De la unión nace la fuerza. Si ésta te la dan tus seres queridos no existe mejor tratamiento para curar los “bajones” propios de la pandemia o de la abstemia primaveral, si queremos buscar otro culpable. A estas alturas ya sabemos valorar los pequeños momentos que la vida nos va brindando a cuenta gotas. Ya se habla de las estrictas medidas que se van a adoptar de cara a la Semana Santa, pero hasta que ésta comience hay que vivir el presente. Algo que nos ha dejado claro esta pandemia desde que se inició. La importancia del ahora es incuestionable.
Por eso, disfrutemos con las precauciones oportunas. Todavía somos muchos los que estamos esperando la vacuna y anhelamos esa inmunidad tan necesaria. La ciencia está de nuestro lado, pero en nosotros está que todo el esfuerzo de los que investigan y los que nos cuidan dé sus frutos. Los datos demuestran que si nos cuidamos podemos aplacar al virus. Ya va siendo hora de potenciar la responsabilidad individual ya que en ella reside nuestro futuro a corto plazo. Las medidas absurdas de algunos dirigentes políticos ponen de manifiesto su nula gestión, buscando culpables donde no los hay. Menos mal que todavía queda algo de sentido común.
Un sentido común del que tanto he escrito, y, sin duda, lo seguiré haciendo porque será este particular sentido el que nos lleve a “otra normalidad” en la que podamos recuperar todo lo perdido. Nada volverá a ser como antes porque de una manera o de otra a todos nos está marcando nuestro duro presente, pero si hay algo que tengo claro es que aunque la distancia no impide un sentimiento y la tecnología nos ayuda a estar virtualmente con los nuestros; no hay nada como estar juntos. Juntos nos hemos emocionado, juntos nos hemos reído, juntos hemos disfrutado, juntos hemos librado muchas batallas y juntos brindaremos por el fin de esta pandemia. Nos quedan muchos momentos por vivir y espero que sean juntos.