El golpe de Estado en Myanmar y el escozor militar frente a la democracia.

Desde los años 70’s del pasado siglo XX intelectuales políticos como Maurice Duverger, Norberto Bobbio o Geovanni Sartori, coincidían que la democracia concebida como la forma de gobierno por medio del cual el pueblo elige a sus gobernantes a través del voto libre, directo y secreto era una Ley de forzosa gravitación de la vida social, es decir, en términos menos rimbombantes, la democracia era vista como la más elevada aspiración de una sociedad libre en virtud de la cual se crea y legitima el poder público y todo el diseño institucional del denominado: “Estado moderno”. No obstante, en los últimos años pareciera que la democracia sigue incomodando a ciertos regímenes acostumbrados a generar caos.
Tal es el caso de Myanmar anteriormente conocida como Birmania, una nación del sudeste asiático que desde la culminación de la colonización británica a finales de los años 40’s del pasado siglo XX ha sucumbido una y otra vez por gobiernos militares que se han hecho del control absoluto del país implantando juntas militares que han llevado a dicha nación hacia el terrorismo, la hambruna, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos y a un paupérrimo desarrollo social. Un país con un pasado socialista sumamente ligado a China y a la revolución cultural iniciada por Mao Tse-Tung, como aliado del país más poblado del mundo en el control del Golfo de Bengala.
En este sentido, es importante destacar que las relaciones de Myanmar con occidente particularmente con los Estados Unidos han sido un tanto frías durante décadas, toda vez de la serie de acusaciones ante organismos internacionales por parte de la Unión Americana a finales de los años 60’s y principios de los 70’s , bajo el argumento de que el gobierno de Birmania (Myanmar), brindaba refugio, así como asistencia militar y estratégica a miembros del Vietcong de las repúblicas de Laos, Camboya y Vietnam durante el conflicto bélico que se llevó a cabo en ésta última principalmente.
En este entendido a partir del año 2015 llegó al poder democráticamente la Liga Nacional de la Democracia (LND), liderada por la hoy depuesta presidenta Aung San Suu Kyi, quien fuera una importante opositora a los gobiernos militares, lo que le llevo a ser presa política y posteriormente ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991 por su lucha contra la dictadura. Cabe destacar, que a partir del arribo al gobierno de la LND los militares han quedado relegados políticamente a un segundo plano pero no por ello han desaparecido de la escena pública, ya que siguen controlando una cuarta parte de los escaños al interior del Parlamento, lo cual ha impedido cualquier cambio a la Constitución de dicha nación desde 2008 (marco jurídico hecho a modo por los militares). Asimismo, es de destacar que los militares siguieron teniendo el control de importantes ministerios dentro del gabinete, situación que les permitió no sólo consolidar su legitimidad política sino incluso hacer alianzas con otros grupos opositores.
Sirva este contexto, para poder entender la situación que se encuentra atravesando la antigua Birmania, ya que el pasado 1° de febrero un convoy armado de militares dio un golpe de Estado en contra del gobierno de la LND, quienes un día después iniciarían un nuevo gobierno tras las elecciones de noviembre pasado en donde el partido de la presidenta Suu Kyi consiguió 396 escaños en el parlamento de un total de 476, dejando a los militares en un rezagado segundo lugar y con serias posibilidades de modificar la Constitución de 2008 que hasta el día de hoy había sido sumamente benéfica para éstos. Destacando que esta toma irracional de toma del poder se da teniendo consecuentemente con la privación de la libertad de la presidenta y los miembros de su gabinete pertenecientes al LDN, acción que además de poner en riesgo la vida de la mandataria ha sido fuertemente criticada por diversas naciones del mundo.
Finalmente, respecto al análisis geopolítico ¿Cuál es el trasfondo que trae consigo este levantamiento?, para responder este cuestionamiento bastaría con decir que paradójicamente uno de los países que no se ha pronunciado al respecto rechazando este golpe de Estado es China y todo parece indicar que es porque no le conviene tener otro país con influencia liberal en el sudeste asiático y más porque comparten frontera, lo que posibilitaría en un momento dado el ingreso de propaganda antisistema por parte de occidente, principalmente de Estados Unidos, ya que hoy por hoy el único dolor de cabeza para el gigante asiático en su región es Taiwán, por lo que ceder frente a Myanmar a estas alturas de la consolidación hegemónica mundial de China, sería como cederle el paso a aquel vecino incómodo al patio trasero de tu casa.
Twitter: @EdgarMaPe