Jamás se abate un ídolo sino en beneficio de otro. Jean Baptiste Alphonse Karr

Crecí con las series de televisión de señorita Cometa, ultraman y ultraseven, el hombre biónico, la mujer biónica, la mujer maravilla, el auto increíble, Dallas, Starsky y Hutch, Koyak, mi bella genio, el súper agente 86, viaje al espacio, Magnum, la isla de la fantasía, la casa de la pradera, la isla de Guilligan, Hulk, los locos Adams, moonligth, cheers, los ángeles de Charly, viaje al fondo del mar, star trek, los guardianes del espacio, etcétera, neta que etc.; de caricaturas sería un pecado no mencionar a Candy Candy, Heidi, Don Gato, la liga de los super héroes, Popeye el marino, porky, Kun-Kun, King Kong, Godzilla, el pájaro loco, y muchas más; de las telenovelas imperdonable no mencionar a Rina, Colorina, los ricos también lloran, el roba chicos, Tú o nadie, y más; el noticiero 24 Horas era una obligación, 60 minutos y ese peculiar sonido del segundero, el programa de Juan José Gurrola, el club del hogar con Daniel Pérez Arcaraz y Madaleno y obviamente muchos más. Pero lo significativo de manera personal era cuando esperaba los ansiados deportes, cualquier partido de futbol, pelea de boxeo, lucha libre, patines sobre ruedas, rugby, beisbol, era simplemente necesario y emocionante a tope. Poco a poco fue atrapándome el fascinante mundo deportivo, de hecho se convirtió en un estilo de vida, porque desde entonces, cuando salía a la calle a jugar con mis hermanos y mis vecinos, comenzaba una historia aparte porque formábamos los “equipos” para enfrentarnos dependiendo el día y el deporte que habíamos elegido para esa tarde-noche y comenzaba la aventura por relatar lo que estaba sucediendo en el asfalto de la cuadra, mismo que era imaginariamente vestido en la mente como el campo sagrado de cualquier estadio. Así, colocando dos ladrillos como porterías, con otro dibujando la cancha de fut (en su caso) comenzaba el gran partido y obviamente para esto, ya había dicho quienes éramos en el terreno de juego; tú serás Zico, tú Toninho y tú Junior, sí, ellos formaban Brasil y tocaba el turno de alinear a la Argentina. Tú eres Pasarella, tú Maradona y yo Fillol. Así daba inicio a la mágica expresión del mejor de los partidos, con pelota roja desinflada pero que recorría cualquier rincón de la calle de manera sensacional, los trazos iban en pases cortos, largos, dribles, “cabecistas”, no había faules como tal, te daban y dabas, te aguantabas y seguías, obvio, la idea era meter gol y que no te hicieran, el consabido gol-gana nos transportaba a un escenario mundialista y dabas y luchas con todo por ganar aunque al final del juego salieras jadeante del esfuerzo, bañado en sudor, con una sed de esas peligrosas (jajaja), pero con toda la satisfacción del mundo. Durante el cotejo yo comenzaba a narrar esas jugadas y lo gozaba a tope y más aún cuando salía de la portería y me convertía entonces en Maradona, de hecho, creo que todos lo éramos porque era el símbolo del futbol. Así crecí, así crecimos con ese mundo lleno de alternativas y con una inmensa alegría. Desde aquel lejano 1978-1979 la figura diminuta del argentino jamás paso desapercibida, es más, se había convertido en un ritual en todo momento que independientemente de las alineaciones, el apellido siempre fulguraba porque era el que definía el partido en cualquier escuadra. Los años pasaron y siempre había un momento para escucharlo, verlo en la tv, leerlo en los periódicos, en las revistas especializadas, en la radio, en todos lados. Todos sabían quien era, todos querían ser él, acá teníamos a Hugo y había tremenda lucha por ser nombrados como ellos…
Los años pasaron…los juegos se convirtieron en estudios, éstos en trabajo y responsabilidades, a su vez en ser profesional en tu trinchera y así, lo que antes comenzó como un simple sueño se definió en un estilo de vida. Me tocó verlo jugar infinidad de veces, estuve pasmado por su manejo de pelota, con su carisma; me tocó narrar algunos de sus partidos y la magia siempre estuvo ahí, nunca se fue y nunca se irá…sabes muy bien de quién escribo hoy y porqué…
Pásenla bien!!!