Diez años de la crisis financiera griega, debacle y recomposición de una economía. Parte I

Corría el año 2008 cuando el desastre de las hipotecas Subprime y por consecuencia la caída del banco de inversión Lehman Brothers alertaron al mundo, haciendo que el recuerdo de la “Gran Depresión de 1929” regresara al análisis geopolítico. Estos hechos generaron pérdida de activos financieros en todo el mundo, gestando una de las mayores crisis del capitalismo contemporáneo de la cual muchos países resultaron afectados. Bajo este tenor, uno de los más afectados fue Grecia, considerada “cuna de la democracia”.
Pero, ¿Cómo se entiende una crisis económica?, para Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni, “[…] la idea de crisis ha quedado vinculada al sector económico básicamente con el sentido de una situación compleja y contradictoria, que no puede definirse simplemente como ‘inflación’, ‘estancamiento’ o ‘recesión’, sino como la combinación de una serie de causas y efectos de la que resulta un embrollo de problemas e intereses en conflicto” (Bauman & Bordoni, 2016, pág. 13). Precisamente ese cúmulo de factores desencadenaron la crisis griega, aunque a diferencia de las crisis latinoamericanas el hecho de pertenecer a la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea y compartir al Euro como divisa común con otras 24 naciones del viejo continente, hacen que la monetización europea cuente con mayor solidez, evitando fluctuaciones de devaluación frente a otras divisas extranjeras.
No obstante, la mayoría de los análisis económicos liberales apuntan a que el principal detonante de la crisis helénica fue el elevado gasto público y la falta de control de éste, situación que generó endeudamiento público. Este problema se agravó a partir del empecinamiento en la organización de los Juegos Olímpicos celebrados en Atenas en el año 2004, en los que el Comité Olímpico Internacional y las autoridades griegas se obsesionaron en la celebración de los denominados “juegos del centenario”, lo que orilló a que el gobierno de Grecia se endeudara con empresas de países como Alemania y Francia para dotar de infraestructura tecnológica para modernizar la ciudad sede, principalmente en materia de transporte.
Bajo esta óptica, otro tema que descontroló las finanzas públicas del archipiélago fue el asistencialismo público a la educación universitaria (tal es el caso del programa Erasmus), así como en el de carácter social (pensiones, sindicalismo y ayuda a sectores desprotegidos o vulnerables), hechos que desencadenaron un estatismo altamente proteccionista.
Siguiendo esta sintonía, otro tema álgido fueron las acusaciones de corrupción de funcionarios públicos vinculados con los gobiernos del ex primer ministro Costas Simitis (K. Rose & M. Spiegel, 2010), así como la ausencia de transparencia y rendición de cuentas de los gobiernos de Kostas Karamalis y Yorgos Papandreu, que sistemáticamente mintieron sobre el estado de la deuda pública con relación al Producto Interno Bruto (PIB), toda vez que “el 20 de octubre de 2009 el […] ministro de Hacienda griego anunció que el déficit público no represen¬taría 5% del PIB sino 12.5% (revisado posteriormente a 13.6%)” (Guillén Romo, 2011), lo que significó un duro golpe presupuestal para las autoridades financieras y a los bolsillos de la población helénica. Sobre todo si se considera que de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta 2010 el 80% de la deuda griega estaba en manos de bancos extranjeros.
Precisamente para 2010, los problemas deficitarios del país mediterráneo se sumaron al de otras naciones europeas, aunque “[…] Grecia fue el primer país amenazado, ya que debido a un cambio de gobierno, las autoridades descubrieron y señalaron que los déficits anteriormente declarados habían sido ampliamente subestimados” (Guillén Romo, 2011, págs. 122-123). Debacle que ocasionó la manifestación multitudinaria por el recorte de programas sociales, desempleo, incremento en el índice inflacionario, pérdida de inversión extranjera y alza de impuestos (establecidos de forma emergente por las autoridades fiscales). Situación que desembocó en una especulación económica sin precedentes en Europa durante el siglo XXI (superada quizás por el actual tema del Brexit).
Estas circunstancias propiciaron pugnas de parte de la ultraizquierda griega abanderada por el partido político “Syriza”, que aprovechando la coyuntura criticó arduamente al Estado por los recortes presupuestarios de carácter social. Sin embargo, estos temas serán explorados la próxima semana.
To be continued…

Twitter: @EdgarMaPe
Referencias:
Bauman, Z., & Bordoni, C. (2016). Estado de crisis. Barcelona: Paidós.
Guillén Romo, H. (2011). Integración monetaria, crisis y austeridad en Europa. (IIE-UNAM, Ed.) Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía, 45(165), 113-140.
K. Rose, A., & M. Spiegel, M. (2010). El “efecto olímpico” en el comercio. (FMI, Ed.) Finanzas&Desarrollo, 47(1).