LA VIDA ES UN CARNAVAL

Febrero ha comenzado dándonos una tregua meteorológicamente hablando. El sol lo ilumina todo y he de reconocer que a los que nos apasiona el calor, por muy poco que suba el termómetro, siempre éste es bienvenido. Es cierto que todavía queda mucho invierno por delante, pero estos paréntesis son un lujo que no se pueden desaprovechar. Las opciones de ocio son innumerables y, depende de nosotros mismos exprimir al máximo cada minuto que la rutina nos deja libre.

Una libertad que está condicionada en el día a día por los horarios. Estos no siempre son los deseados, pero precisamente cuando los dejamos de lado consiguen que disfrutemos más de los momentos que la vida nos brinda. No hace falta hacer grandes cosas para disfrutar esos momentos. Quizás sea más importante tener bien aprendida la lección en la que sabemos valorar como se merece cada instante de nuestra vida. No hay que olvidar que en un segundo todo puede cambiar y, sólo por eso, tenemos que tener bien presente que ser feliz es lo que cuenta.

Una felicidad que siempre puede ir unida a alguna festividad que otra. Por delante llega el señor Carnal que cederá ante Doña Cuaresma en unos días. Hasta que ésta llegué con el tradicional entierro de la sardina toca disfrutar con mayúsculas. Buscar el disfraz apropiado no siempre es fácil, pero dejarse llevar por las sátiras y las parodias es mucho más sencillo. Famosos son los carnavales de Cádiz o de las Islas Canarias, pero en cada rincón de España hay fiesta asegurada. Además, con Don Carnal lleva, precisamente, otro tipo de paréntesis. Éste se caracteriza por hacer de la rutina algo diferente y sacar una sonrisa ante la dura realidad que vivimos en el día a día. No siempre es fácil hacerlo, pero los profesionales en esto de las comparsas lo hacen de maravilla. Es un alivio para  la mente ver el presente con otra perspectiva. Fue Ramón de Campoamor quien escribió en su poema “Las dos linternas” el verso más universal y más propio para estos días: “Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”. A algunos les encantarán las sátiras, a otros ni media sonrisa conseguirán sacarles, y más, si son los protagonistas, pero ser un personaje público es lo que tiene. Todo tiene un precio y Don Carnal sabe quien se merece su atención.

Y sin perder la atención de lo importe, sigamos disfrutando todo lo que podamos. Si alguien duda de esto que escuche a la reina de la salsa. Celia Cruz siempre nos animó con sus canciones porque la vida es, precisamente, un carnaval y “las penas se van cantando”. De hecho, “es para reír, para gozar, para disfrutar” porque “hay que vivir cantando”. No nos olvidemos que “todo aquel que piense que la vida siempre es cruel, tiene que saber que no es así, que tan solo hay momentos malos y todo pasa”.

Dado que todo pasa, mientras el tiempo corre, gocemos como diría Celia Cruz y pongamos un poco de “azúcar” a los momentos amargos. Quizás ese azúcar llegue estos días a ritmo de chirigota… Lo que está claro es que “La vida es un carnaval”.