A dónde vas querido México, a dónde vas……

A dónde vas querido México, a dónde vas……

Volvió a ocurrir, un episodio de película de narcotraficantes (y no hablo en sentido figurado) en algún lugar de nuestro querido México, el Estado de la República puede ser cualquiera, y el municipio, alguno de los más de 2 mil 400 con los que cuenta el país. En esta ocasión fue la localidad de Texcapilla, perteneciente al municipio de Texcaltitlán en el Estado de México, donde los pobladores tuvieron un enfrentamiento con integrantes del crimen organizado pertenecientes al grupo criminal conocido como “La Familia Michoacana”. El saldo; 14 personas fallecidas, siete heridas, el número de desaparecidos se desconoce y un gobierno que intenta minimizar una problemática que comenzó a echar raíces en la zona desde hace años, me refiero al denominado “cobro de piso” o “cobro de derecho de piso”.
El Municipio de Texcaltitlán está integrado por la Cabecera Municipal y treinta y dos comunidades, limita al norte con Temascaltepec y con San Simón de Guerrero, al este con Coatepec Harinas, al sur con Almoloya de Alquisiras y Sultepec, al oeste con Tejupilco. Texcaltitlán ocupa una de las partes quebradas de la sierra que baja del Xinantecátl ya que se sitúa en las últimas colinas del Nevado de Toluca.
De acuerdo con el Plan de Desarrollo Municipal 2022-2024, el municipio se encuentra integrado mayoritariamente con zonas rurales. Es un lugar dedicado principalmente a la agricultura donde destaca el cultivo de avena, maíz, chícharo y haba.
El Instituto de Información e Investigación Geográfica, Estadística y Catastral del Estado de México (IGECEM) con información del Censo de Población y Vivienda 2020, contabilizó la población de Texcaltitlán en 18 mil 482 habitantes, donde solo la cabecera municipal cuenta con cerca de 3 mil habitantes (2 mil 915).
Texcaltitlán cuenta con 56.6% de su población en situación de pobreza, el 80% de las localidades que conforman el municipio son rurales y el grado de marginación es alto. Estas son las características de un municipio cuyas comunidades han vivido sometidas por grupos criminales, donde de acuerdo con testimonios, desde hace años se impuso un “narcoimpuesto” en productos de primera necesidad o de consumo cotidiano, desde la varilla para construcción hasta el pollo, los cigarros y las cervezas. En promedio, en esta región el kilo de tortilla se vende en 30 pesos, 160 el de pollo y 180 si es pechuga.
Lo anterior, es parte de un secreto a voces, ya que tal como ha señalado Luis Sáinz del Semanario Z, “el cobro de piso” de los grupos delincuenciales en el país se volvió asfixiante, intolerable y fuera del alcance de las autoridades, esto, al tener como rehenes a comunidades y entidades federativas enteras, ya que los grupos delincuenciales controlan todo, desde el precio de los productos de la canasta básica y los servicios, hasta la designación a proveedores “autorizados”.
Por ejemplo, en Michoacán, frecuentemente la actividad criminal determina a través de la extorsión, el precio del limón y el aguacate; en Sonora y parte de Baja California, el control de la pesca y la distribución de productos del mar; en Guerrero, el precio del kilogramo de tortilla; en el mismo Guerrero y Estado de México, el abasto y valor del kilo de pollo y en Jalisco, el negocio del ganado bovino de exportación. En Mexicali, desde hace tiempo se cobra “derecho de piso” en pequeños comercios y bares, misma modalidad de extorción utilizada en Tijuana y en otros puntos del país.
En La Paz, en Baja California Sur, las víctimas de estos delitos son principalmente empresarios restauranteros y salones de belleza. También los negocios con venta de alcohol, a quienes los grupos criminales les imponen restricciones de horario.
Lo que paso en Texcaltitlán es la muestra representativa de lo que ha sucedido en el país desde hace décadas, y la única manera de entender este fenómeno social donde el crimen organizado está ejerciendo su poder y autoridad a diferentes escalas es, con la complicidad y participación de los gobiernos a nivel municipal, estatal y federal.
A estas alturas, es imposible negar la diversificación del crimen organizado, pues tienen presencia en actividades como el huachicol, el tráfico y trata de personas, el tráfico de drogas y por supuesto, “el cobro de derecho de piso”. Lo que muestra como han ganado terreno sin que haya autoridad capaz de poner un alto.
De vuelta a la comunidad de Texcapilla en Texcaltitlán, en la reunión del pasado 8 de diciembre, se les pidió a los pobladores un peso por metro cuadrado de siembra, es decir, 10 mil pesos por una hectárea. Al negarse a cubrir esta cantidad argumentando que este año la cosecha había sido mala, comenzó la agresión donde lo que se hizo presente fue el coraje y la rabia de personas que estan hartas de trabajar para los grupos criminales, a quienes les han robado la posibilidad de mejorar su nivel de vida y también su tranquilidad.
La comunidad de Texcapilla luce vacía, negocios cerrados, habitantes que abandonaron el lugar por miedo a una venganza. Los caminos del sur del Estado son tierra de narcotraficantes y no es de ahora, pero ante la omisión, la incapacidad y la confabulación con el gobierno, el tema está fuera de control.
En 10 días aproximadamente despediremos el 2023, y con un clima como el que tenemos y no me refiero precisamente a la temporada de frío, debemos pensar seriamente hacia donde vamos, qué México somos; el de los discursos aterciopelados, el que intenta sonreír buscando motivos para hacerlo o bien, aquel que vive anestesiado e indiferente ante la barbarie.
La estrategia de “abrazos y no balazos” no ha funcionado, el crimen organizado se ha convertido en un monstruo de mil cabezas y la situación no prospera, todos los días, sin excepción, nos enteramos de un episodio más atroz que el anterior, y para muestra los 11 muertos y 14 personas lesionadas la madrugada de este domingo 17 de diciembre en una hacienda de Salvatierra en Guanajuato, donde un grupo de jóvenes fue sorprendido por un comando armado que abrió fuego indiscriminadamente cuando estos, celebraban una posada como parte de las tradicionales fiestas decembrinas.
La gente de Texcaltitlán tiene miedo, en Guanajuato hay familias que lloran a 11 personas jóvenes que solo buscaban distraerse y divertirse en una posada. México, nuestro querido México se nos escurre entre los dedos. Los casos de violencia generados por el crimen organizado se cuentan por montones y el número de víctimas es una incógnita, pues no todos tienen la suerte de llegar a los medios de comunicación y aun con eso, no hay garantía de obtener justicia.
Es tan irónico escuchar que hablen de trabajos de inteligencia una vez que han pasado tan lamentables hechos ¿A qué llaman trabajos de inteligencia? ¿La conocen? Si el gobierno es quien cuenta con el uso legitimo de la fuerza y en teoría, ajá, en teoría es quien tiene la capacidad para diseñar un modelo de seguridad hecho a la medida y no lo hace ¿Quién lo hará?
A dónde vas querido México, a dónde vas……
Agradezco a cada uno de ustedes el tiempo destinado a esta columna durante el año, nos encontramos en el 2024.