El adiós del grupo Atlacomulco

El ahora exgobernador del Estado de México; Alfredo Del Mazo Maza, ofreció este 15 de septiembre su último grito de independencia en Toluca y con ello, concluyen 94 años de gobiernos ininterrumpidos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Con la salida de Alfredo Del Mazo, llega a su fin el mandato de los priistas conocidos y reconocidos como “Grupo Atlacomulco”, quienes se incrustaron en el Estado de México.

Según el mito del “Grupo Atlacomulco” (que para algunos fue una triste realidad), este, fue fundado en 1942 por Isidro Fabela Alfaro, quien asumió la gubernatura del Estado de México tras el asesinato de Alfredo Zárate Albarrán. Isidro Fabela, originario de Atlacomulco, había destacado en la política nacional por su experiencia en asuntos internacionales. Inició su carrera con Venustiano Carranza, quien lo nombró secretario de Relaciones Exteriores de 1913 a 1915. También se había distinguido por sus colaboraciones en los gobiernos estatales de Chihuahua y Sonora, lo que muestra los vínculos de Fabela con las élites nacionales.

Sin embargo, Isidro Fabela siempre mantuvo contacto con algunas familias de Atlacomulco como los Huitrón, Del Mazo, Colín, Vélez, Monroy, mismos que ya en la época en que Fabela fue gobernador “tenían importantes negocios que le dieron un invaluable soporte a su régimen”, de acuerdo con las investigaciones del académico Rogelio Hernández.

El gobierno de Isidro Fabela tuvo el acierto de relacionar a los caciques locales en torno al PRI, así como de reclutar liderazgos en la entidad, como gobernador, tuvo la astucia para participar directamente en la sucesión de la gubernatura, y para 1944, eligió como candidato del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), a su sobrino Alfredo del Mazo Vélez, en quien veía la continuidad de su proyecto político, económico y social para el Estado de México.

Sin embargo, se debe tener presente que el grupo Atlacomulco se caracterizó por tejer redes que permitieron la subsistencia del grupo, es decir, no todos los gobernadores del Estado de México nacieron en Atlacomulco, ni todos sus integrantes provenían de este municipio. Esta red a la que me refiero, se entiende como el conjunto de individuos que se encuentran relacionados según sus intereses y características en común. Asimismo, incorporaban relaciones de amistad cercanas y directas con quien compartían tanto experiencias sociales como identidad en valores y principios comunes que les permitían permanecer juntos.

Con el paso del tiempo, una característica de las élites locales fue el establecimiento de condiciones que se desarrollaron con base en reglas no escritas, pero sí claras y compartidas por los actores políticos de la entidad, las cuales se reconocían dentro de “la cultura priista”. Por tal motivo, la sucesión de gobernador del Estado de México, se daba en estrecha relación con el presidente de la república en turno, aspecto que no debe pasarse por alto.

En este orden de ideas, es un hecho que las élites estatales se mantenían unidas de acuerdo con principios como: lealtad, disciplina y confianza, mecanismos de adherencia, cohesión y conservación de la red. Para algunos un mito, para otros una realidad, por ello, aquí un breve recorrido del surgimiento de este grupo de priistas que gobernaron el Estado de México,

Este partido que hoy es tan pequeño y que parece al borde de la extinción, llegó a ser el partido más poderoso no solo en el Estado de México, también a nivel nacional. El PRI, institucionalizó una manera de hacer política de la que irónicamente hoy se queja, pero al parecer cuando utilizó dicha fórmula para perpetuarse en el poder por casi 100 años en el Estado de México, no era tan malo.

Tan seguros se llegaron a sentir los gobernantes y militantes de este partido, que no les importaba quien fuera el candidato opositor, la maquinaria priista lo podía todo. Para el Grupo Atlacomulco mantener el poder a lo largo de tantos años fue el resultado de unidad y disciplina, condicionantes que se inculcaron desde su origen y que se conservaron por lo menos hasta antes de la llegada de Alejandro Moreno a la dirigencia del PRI en 2019.

El Revolucionario Institucional se resistió hasta el último momento a perder lo que se ha conocido como la joya de la corona, pero el hartazgo de la gente se hizo evidente y no hubo manera de conservar el Estado más poblado, con el mayor presupuesto y con la lista nominal más numerosa. Entre algunos priistas del Estado de México, aun se respira un ánimo de “derrota real”, pues, aunque en 1999 y 2017 hay indicios que apuntan a que perdieron la elección, el peso de la maquinaria priista los llevo a seguir ocupando el gobierno estatal.

Su debilitamiento es evidente, han perdido gubernaturas, diputaciones, senadurías. Algunos integrantes del partido de mayor trayectoria se han separado del partido ante los resultados obtenidos en los últimos procesos electorales, y particularmente por la negativa de su dirigente nacional para renunciar al cargo.

El PRI fue perdiendo poder y ya no le alcanzó para ser lo que fue. El PRI no evolucionó, no entendieron que México cambió, creyeron que siempre serian ese bastión, que no importaba con quien compitieran, iban a ganar, pero su principal error es que se olvidaron que la gente tiene poder decisión y de manifestar su inconformidad en las urnas.

El último representante del Grupo Atlacomulco; Alfredo del Mazo Maza, fue despedido entre abucheos durante la ceremonia de inauguración del primer tramo del “Tren Interurbano: México-Toluca”. Desde el inicio de su discurso los gritos de “¡fuera, fuera!”, se hicieron escuchar por parte del público presente, no obstante, concluyó con su mensaje.

Cabe recordar que el presidente le agradeció en varios momentos “que no se metiera en el proceso electoral”, pero es algo de lo que no podemos estar tan seguros, y que irónico que se deba agradecer el actuar correcto, el no hacer trampa, aunque no sabemos con base en que “datos” lo señala el presidente, ya que en 2017 la llegada de Del Mazo a la gubernatura, generó muchas dudas.

Asimismo, el actual dirigente nacional del PRI; Alejandro Moreno, declaró hace unas semanas que se analiza la expulsión del exgobernador del partido por “una actitud de sumisión” frente al presidente López Obrador, aunque parece ser el menos indicado para hablar del tema, y a estas alturas, no sabemos que tanto le pueda afectar a Del Mazo, pues al parecer Alejandro Moreno no se ha percatado que lo que queda del PRI es el mero cascaron, y de seguir bajo su dirigencia, en muy poco tiempo puede desaparecer.   

Así termina la dinastía del grupo Atlacomulco, evidentemente no lo veían venir y menos de esta forma, pero deben hacerse responsable de su historia, de los abusos y excesos que cometieron, ya que se convirtieron en una élite que llegó al poder para poder, para favorecer a unos cuantos y casi siempre los mismos. Momentáneamente está en pausa el destino de Alfredo del Mazo; una embajada como tanto se ha mencionado, algún otro cargo público, tal vez surjan denuncias por irregularidades durante su administración, o bien, se cristaliza su expulsión de lo que queda del PRI.