SIN TON NI SON

Me encontré con un disco de acetato que, en su portada ostentaba la Sinfonía Jena, atribuida a Beethoven. Es decir, se trataría de una décima sinfonía del Genio alemán. Claro que compré el disco y lo escuché con entusiasmo, y sí me agradó. Si parece un poco al estilo de Beethoven, pero de sus primeras sinfonías; sin embargo, resulta que solamente se trataba de una confusión, así que Beethoven se queda con sus nueve sinfonías y nada más.

La Sinfonía de Jena es una sinfonía en Do mayor que durante mucho tiempo se ha atribuido a Ludwig van Beethoven. La partitura de esta obra fue descubierta por Fritz Stein en 1909 en los archivos de la Jena Concert Society, de ahí el origen del nombre. Stein consideró que era una obra de Beethoven y, por lo tanto, fue publicada por Breitkopf y Härtel en 1911, como obra de nuestro Genio, pero ahora se reconoce que la pieza es una obra de Friedrich Witt.

Stein creía que era un trabajo temprano de Beethoven y señaló un cierto parecido estilístico en el prefacio de la partitura. En cada uno de los cuatro movimientos aisló ciertos pasajes que consideró relacionados a la manera de Beethoven. La creencia de Stein en la autoría de Beethoven para esta sinfonía se vio reforzada por el hecho de que las cartas de Beethoven muestran que antes de la composición de su Sinfonía no. 1 intentó escribir una sinfonía en Do mayor utilizando la Sinfonía no. 97 de Joseph Haydn como modelo, y es fácil encontrar similitudes entre la Sinfonía de Jena y la Sinfonía no. 97 de Haydn.

Fue HC Robbins Landon quien descubrió, en los archivos de la abadía de Göttweig, otra copia de la obra con el nombre de Witt, de esta manera logró convencer a la mayoría de los críticos de que la obra era de Witt.

Compuesto por cuatro movimientos, la sinfonía está escrita para flauta, 2 oboes, 2 fagotes, 2 trompas en Do, timbales y cuerdas.

El primer movimiento comienza con una introducción adagio de 20 compases. Sigue un movimiento en forma de sonata con un primer tema ternario y un segundo tema más bailable.

La exposición es objeto de un renacimiento (no siempre respetado en concierto). El desarrollo, que consta de solo 30 compases, termina con un crescendo que conduce directamente a la reexposición.

El segundo movimiento en fa mayor tiene una sección central en fa menor. Los timbales en C se utilizan en este movimiento (los timbales están afinados en C y G para el primer movimiento y ya no se modifican).

El tercer movimiento es un minueto con trío.

El cuarto movimiento comienza con el piano. El tratamiento de los vientos en este movimiento ha llevado a algunos estudiosos a creer (antes del descubrimiento de Robbins Landon) que este movimiento fue de hecho escrito por Beethoven, mientras que el resto fue de la mano de un compositor desconocido

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