El fin de una era

Implementación de urnas electrónicas, voto anticipado en penales, voto anticipado para personas con discapacidad o alguna enfermedad que les impidiera salir a las urnas y voto en el extranjero, así como un clima de paz y tranquilidad (en general), son elementos que han hecho de la jornada electoral del pasado 4 de junio una votación histórica, sumado a que por primera vez una mujer gobernará el Estado de México; la Maestra Delfina Gómez Álvarez, la candidata de la coalición “Juntos Haremos Historia en el Estado de México” (Morena-PT-PVEM).

Con el 100% del conteo del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se dio la victoria a Delfina Gómez con el 52.65% de los votos, mientras que Alejandra del Moral contó con 44.34% de la preferencia electoral. Lo anterior, equivale a una participación ciudadana del 50.13%. El triunfo de la morenista pone fin a 94 años de gobiernos priistas donde la historia del grupo Atlacomulco llega a su fin con el actual gobernador: Alfredo del Mazo Maza. No obstante, ante la desesperación, el coraje y la frustración, los simpatizantes de este partido quieren hallar un culpable, pero no es uno, son varios, ya que el desmoronamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI), comenzó desde antes con personajes como: Eruviel Ávila (2011- 2017), Enrique Peña (2005-2011), Arturo Montiel (1999-2005) y César Camacho (1995-1999), solo por mencionar algunos de la historia reciente, quienes también son responsables de los resultados, por ello, lo más sensato es reconocer que la derrota es colectiva.

En este escenario, el más indigno del PRI, el dirigente nacional; Alejandro Moreno (Alito), ha recriminado al gobernador del Mazo “dar la espalda” al partido y no apoyar lo suficiente para robarse la elección. Sin embargo, este cambio se veía venir, pues en 2017, la diferencia entre del Mazo y Delfina Gómez fue de 2.87% de los votos, una diferencia de menos de 3 puntos porcentuales.

La arrogancia y la soberbia de los priistas en algunos casos fue demasiada, pensaron que la dictadura disfrazada de democracia les alcanzaría para conservar “la joya de la corona” por cien años, y aunque las encuestas una vez más fallaron y los márgenes que presentaron no corresponden al resultado obtenido, la verdad es que la candidata de Morena siempre fue superior en las encuestas, por lo que fue una decisión arrebatada y de “pena ajena”, que la candidata Alejandra del Moral se declarara ganadora a unos minutos de cerrar las casillas, acto seguido; sale a reconocer su derrota.

¿Qué si las elecciones fueron limpias? No, ambos bandos se dedicaron a movilizar gente y a realizar compra de votos. Seguimos en esquemas donde el reparto de dinero y dádivas sigue presente y las autoridades electorales quedan mucho a deber en este sentido, y también en la promoción del voto y de una cultura política democrática.

Los priistas están de duelo, el 15 de septiembre palacio de gobierno del Estado de México estará ocupado por el partido Morena. El barco se hunde y siguen sin saber qué hacer. No quieren entender que el tamaño de la crisis los obliga a una reconfiguración interna, pues no se trata de seguir sumando partidos a una coalición donde entre ellos mismos se desconocen. El objetivo debería ser ofrecer propuestas, congruencia y credibilidad, que es lo que realmente necesitan los mexiquenses.

Quiero concluir con el papel de las redes sociales, de lo toxicas que pueden llegar a ser, pues de manera ofensiva, vulgar y corriente, se leen comentarios que por un lado minimizan el triunfo de la virtual gobernadora; Delfina Gómez, aunado a los comentarios clasistas y racistas a su persona, y por el otro —en el mismo tono— quienes reclaman a del Mazo haber “entregado el Estado de México”.

En el juego democrático hay que saber perder y aceptar la derrota. Conocemos los resultados, el Estado de México deja atrás la historia que tenía con el PRI desde 1929, el fin de una era llegó y los mexiquenses deberán estar preparados para tiempos inéditos, pues la sucesión presidencial de 2024 con este triunfo de la cuarta transformación tomará un ritmo “interesante”.