LA INVESTIGACIÓN EN LA VIDA

Acabamos de celebrar el Día Mundial contra el Cáncer y una de las palabras más repetidas a lo largo de la jornada fue, sin duda, la investigación. Sin ella pocos avances se pueden hacer pero para ello es primordial que se invierta en la ciencia. No puede caer en el olvido, por ejemplo, de quienes nos gobiernan. Los diagnósticos de cáncer van en aumento y lo cierto es que mejorar los tratamientos e incluso personalizarlos es lo que los investigadores han conseguido con el paso del tiempo. Por eso, todavía queda mucho por hacer y la investigación, sea el día que sea, siempre debería ser esencial.

Muchos testimonios inundaron las redes sociales y es cierto que cuando te diagnostican un cáncer tu vida cambia drásticamente, pero siempre se puede contar con la confianza de los sanitarios que te acompañarán durante todo el proceso. Ellos viven contigo tus mejores días y tus horas más bajas, pero siempre  están a tu lado para hacerte saber que no estás solo. Es cierto que yo siempre me sentí arropada por los míos y por todo el personal sanitario que vivió conmigo cada ciclo de quimio, cada sesión de radioterapia y, por supuesto, el trasplante que lo cambió todo.

Afortunadamente, la investigación ha ido mejorando los datos se supervivencia pero insisto en que todavía queda mucho por hacer. El sábado el lazo que había que lucir era el verde. El color  de la esperanza que no se puede perder en ningún momento porque durante la lucha contra el cáncer también se vive y, por supuesto, también se sueña. Aferrarse a la vida es incuestionable cuando la incertidumbre lo inunda todo. Aprender a convivir con la enfermedad y las buenas noticias siempre llegan cuando menos te los esperas. Por eso, para que éstas sean cada vez más frecuentes hay que apostar por todos esos proyectos de investigación que necesitan inversión para poder seguir adelante. Quizás muchas respuestas a demasiadas preguntas estén esperando en los laboratorios.

La sanidad es importante y la investigación también porque sin salud pocas cosas se pueden hacer. Un cáncer te enseña a valorar el presente, a valorar las pequeñas cosas y los momentos vividos. El tiempo puede ser tu aliado o tu peor enemigo, pero mientras luchas contra el cáncer el tiempo es oro en todos los sentidos. Además, al margen de la investigación científica, está la investigación personal  y gracias a ella te las ingenias para que nada te impida hacer aquello que más deseas.

Si hablamos de sentidos, la vida hay que exprimirla con los cinco sentidos y el sexto que vas desarrollando con el tiempo y que se agudiza en los peores momentos. Decía Pau Donés que “vivir es urgente” y lo es, porque nunca sabes cuando el guión puede dar un giro inesperado y el sentimiento de arrepentimiento de lo “no vivido” puede ser desolador para nuestra mente. En definitiva, ser feliz es lo que cuenta y en la vida, a veces, es mejor pedir perdón que permiso… A buen entendedor, pocas palabras bastan.