En busca de la objetividad; los ganadores de la marcha

El pasado 13 de noviembre sucedió algo insólito, el espacio público fue tomado por un sector de la población que particularmente no es el que sale a las calles, en gran medida porque forman parte de un grupo privilegiado; empresarios, personalidades del ámbito político, académicos y en general, personas de un nivel socioeconómico que les permite tener una vida decorosa, y que más allá de conocer el motivo de la marcha, lo que nombraron “la defensa del INE” (que no tenían muy claro si era la institución o la credencial para votar), los unía algo más fuerte, el rechazo y en algunos casos, el odio por López Obrador.
Entre algunos de los asistentes a la marcha se encontraba: Vicente Fox ( hombre que fue una gran desilusión para millones de mexicanos en el año 2000, ya que pensaron que con su llegada al poder habría algún cambio, pero este, no trascendió del color de partido), el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno (Alito, que cuando pensamos que ya no se le puede encontrar un acto más bochornoso de corrupción, el listado sigue y sigue), la exlíder sindical; Elba Esther Gordillo (quien salió de prisión por que su estado de salud se presumía como delicado, aunado a su avanzada edad, pero se repuso muy pronto, pues al salir se organizó tremenda boda y aquel domingo 13 de noviembre, sin mayor problema se unió a la marcha), Roberto Madrazo (excandidato presidencial por el PRI, quien en 2007, fue descalificado de la maratón de Berlín, donde hizo trampa para terminar en primer lugar dentro de su categoría, además de otras “trampitas” políticas con las que cuenta su historial), la exprimera dama de México, hoy diputada federal, Margarita Zavala (que más allá de la historia de su esposo; Felipe Calderón, que con eso tiene, también se le relaciona con el encubrimiento de su prima; Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, una de las dueñas de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, donde fallecieron 49 menores por la negligencia de esta gente), Miguel Ángel Osorio Chong (exsecretario de gobernación durante la administración de Peña Nieto, y que al pasar de los años sigue sin asumir su responsabilidad en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa).
Imagínense que todos ellos salieron a marchar “en defensa del INE”, ¿Cómo por qué alguien en su sano juicio marcharía junto a ellos?, alguien que no sabe que nos urge una reforma electoral que no tiene que ser tal y como la propone el presidente, o bien, que no leyó un resumen o una síntesis de la propuesta de reforma, o simplemente fue víctima de la desinformación de muchos medios de comunicación, pues de tener más conocimiento del tema, sabrían que la idea no es desaparecer al INE, sino realizar cambios y modificaciones que nos permitan entre otras cosas, una elección transparente de los consejeros y una verdadera autonomía del instituto, aunado a los temas más comentados; la reducción en el número de diputados y en los salarios de los consejeros.
Pasando a la otra marcha, la del pasado domingo 27 de noviembre, el presidente convocó a la gente con motivo de los 4 años de su llegada al gobierno (aparentemente), desde que lo anunció se manejó un discurso de mucho odio y descalificación, llamando acarreados a quienes decidieran asistir, y este comentario nos permite recordar que “los acarreados”, son estas personas a las que se les obliga a asistir, se les condiciona y hasta se les paga, pero hagamos un ejercicio de memoria, pues estas “mañas” se han utilizado por parte de todos los partidos políticos, más notoriamente por el PRI, quien institucionalizó la entrega de “la torta” y “el frutsi”, pero ahora nadie se acuerda y anteriormente no sintieron ganas de señalarlo tan insistentemente, que curioso no creen, pues esta práctica fue descarada por décadas.
Invariablemente en las dos marchas hubo gente que llegó en autobuses y eso, no los hace ser acarreados, asisten por convicción, porque genuinamente sienten el deseo de participar, por los motivos que sean y están en todo su derecho, pues volando no van allegar, y para quienes no viven en lugares cercanos, la renta de autobuses es la mejor opción. Que si en la marcha de este domingo hubo gente a la que se le obligó o condicionó de alguna manera, probablemente, tampoco vamos a cerrar los ojos y negar la realidad, pero también existe una exacerbación de comentarios que hablan de cantidades de dinero descomunales a los que antes de creerles, habría que pedirles sus fuentes, pues hacer acusaciones de este tipo requiere pruebas.
Esto es más sencillo, quienes apoyan a Andrés Manuel, seguirán medios y notas que reafirmen que es un buen presidente y que la marcha no tiene objeción alguna, para aquellos a los que les causa coloridas náuseas, buscarán esos videos, notas y medios que descalifican este hecho. Si quieren medir el éxito o fracaso de las marchas en función de la cantidad de personas movilizadas pueden hacerlo y los números no mienten, si eso los lleva a un verdadero análisis y les da tranquilidad, adelante.
Hay algo que no se debe pasar por alto, el nivel de aprobación con el que cuenta el presidente, lo que se reflejó en las casi 6 horas que tardó en llegar al zócalo, pues es una realidad, hay gente que quiere verlo, saludarlo y hasta tomarse la foto. Ahora piensen si en este mismo escenario se podía dar con Peña, Calderón o Fox, ¿Ustedes creen que las personas tendrían esta reacción?, ¿O cómo imaginan que hubiera sido el recibimiento?
AMLO y las plazas públicas tienen historia, les lleva ventaja a los que salieron por vez primera a conocer su ciudad a pie, para él, no era nuevo caminar las calles, de hecho, es un espacio en el que se siente cómodo y sabe que gran parte de su respaldo se construyó allí. Este tema ha sido ampliamente abordado y lo más sano es preguntarse con base en que aprueban una marcha y desaprueban la otra. Es asombroso ver cómo la gente se insulta en redes sociales, como dejan claro que la tolerancia y el respeto por el otro no es algo que les interese mucho, y esto, habla de la calidad de persona y de ser humano que se es. Al final, la objetividad no existe, pero intentar encontrar el justo medio es posible, no se engañen, vean de dónde venimos y hacia dónde vamos por subirnos a narrativas y confrontaciones que son entre la clase política y que no llegan a nivel de calle, pues la lucha por el poder está en las cúpulas. Cada uno ha decidido, sabe de qué lado está y a quien le quiere creer o bien, con quien se decide engañar.