LA GRANDEZA MEXICANA

Por: Daniel Valdez García

 

En el siglo XVI la península Ibérica estaba ocupada por varios reinos como los más conocidos de Castilla y de Aragón. El dominio de los romanos llamaron a esta Provincia “Hispania”, la palabra fenicia “I-span-ya” qué significa “Tierra de metales”. Misma que estuvo bajo el dominio musulman por siete siglos. En 1469, con el matrimonio de Isabel y Fernando, príncipe heredero de Aragón se consuma la unión dinástica de los reinos de Castilla y Aragón. Pero entre el 1474, año de la muerte de Enrique IV, y año 1479 empezó una guerra civil por la sucesión de la corona de Castilla entre partidarios de Isabel y partidarios de Juana la Beltraneja. Si hubiesen ganado los partidarios de la Beltraneja la unión de Castilla se hubiese dado con Portugal. A finales de este siglo se dio la expansión de estos reinos y la reconquista termina en el año 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos, después fue la expulsión de los judíos; y ese mismo año el erróneamente llamado “Descubrimiento de América”.  

Hacia el año 7,000 a. de C. iniciaron las culturas mesoamericanas, para el año 900 d. de C. cobraron auge. No existía el México que conocemos, el territorio era mucho más extenso. 

Antonio Velasco Piña en su obra “Tlacaélel, el azteca entre los aztecas” dedica su obra a este hombre que durante 45 años fue el ideólogo, reformador y sacerdote de lo que llegaría a ser el grandioso imperio azteca en 70 años, utilizando lo que ahora se conoce como “doctrina del destino manifiesto”. Este término lo acuñó por primera vez John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic Review de Nueva York. Quemó todos los viejos códices, lo cual confirma Miguel León Portilla en “Toltecáyotl, aspectos de la cultura náhuatl”. Hasta 1492 no había ningún México, sino diversas tribus, civilizaciones, así como los imperios azteca y maya.

Fray Juan de Torquemada dijo que “Tlacaélel es un personaje fingido e imaginario”, sin embargo existen numerosas fuentes indígenas escritas en náhuatl, independientes entre sí que hablan de este gran consejero de los Huey Tlatoani, entre las cuales están las siguientes: “Crónica mexicáyotl”, “Séptima relación de Chimalpáin”, “Anales tepanecas de Azcapotzal­co”.