SIN TON NI SON

En esta ocasión me voy a referir a un pensador que desarrolló una teoría que se conoce hasta le fecha como “El mejor de los mundos posibles”, este filósofo es Gottfried Wilhelm Leibniz, mejor conocido como simplemente Leibniz.
Leibniz nació en Leipzig, Alemania, en 1646 y murió en 1716. Empezó sus estudios universitarios a la edad de 14 años y finalizó el doctorado a los 22. Es común que conozcamos a Leibniz como un científico, pero además de realizar diversos trabajos de filosofía, se adentró en la teología y, por supuesto, en las matemáticas; de hecho desarrolló el cálculo diferencial e integral, al mismo tiempo que Newton. Realizó, nuestro sabio, reveladoras contribuciones en las áreas de química, física, lógica, medicina, botánica, óptica, historia, lingüística, jurisprudencia y diplomacia. De hecho, fue consejero de varios nobles alemanes.
Volviendo a nuestro tema, en el ámbito de la filosofía Leibniz fue un racionalista y desde ahí desarrolló el concepto de razón suficiente: de que para cada proposición verdadera hay una razón por la que es verdadera y no falsa. Este racionalista, valga la redundancia, creía que había una razón para todo, por lo tanto, pensaba que debía haber una razón por la que Dios decidió crear el mundo tal y como es en vez de haberlo hecho de otra manera. La razón, según Leibniz, era que este mundo era el mejor mundo posible. Esta argumentación la plasmó Leibniz en el único libro que publicó, “Teodicea” en 1710. Este título significa el juicio de Dios, en él Leibniz sienta en el banquillo de los acusados al Creador y le pregunta ¿por qué existe el mal en el mundo que Él creo?
Otro tema filosófico que desarrolló Leibniz es la teoría de la “Monadología”, en ésta desarrolla la tesis de que el mundo está compuesto de un número infinito de elementos inmateriales del tamaño de un punto que se llaman “mónadas”, pero no todas las nómadas son conscientes de su propia existencia, como lo somos nosotros. Los objetos físicos como el periódico que estás leyendo o tu teléfono celular no son mónadas ni están compuestos de ellas, existen porque las mónadas los perciben. Leibniz desarrolló esta teoría para de demostrar que existe la unión entre cuerpo y alma, un tema que Descartes había desarrollado en otro sentido.
Desde la época de Aristóteles, tres siglos antes de Cristo, ningún otro filósofo había contribuido a tantas ramas del conocimiento y hace honor al significado de la palabra filósofo “amigo del conocimiento”.
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