SIN TON NI SON

Esta vez voy a platicar de un filósofo de la antigüedad, aunque no es de los tradicionales que conoce la historia de la filosofía, me refiero a Confucio.
El nombre verdadero de nuestro filósofo era Kung Fu Tzu, vivió desde 551 hasta 479 antes de Cristo, es decir, hace más de 24 siglos. La filosofía de Confucio está muy arraigada en muchas culturas del Asia oriental, por lo que ya es considerada como una forma de vida más que como una religión. Todos nosotros desde que estábamos en la primaria oímos hablar de las enseñanzas de Confucio, las cuales son consideradas con gran consideración en la actualidad. Sin embargo, mientras vivía sus conceptos filosóficos no eran muy respetadas; tuvo que viajar de pueblo en pueblo para conseguir un modo para ganarse la vida con poco éxito.
Confucio sostenía que el Tao era la fuerza sobre la que se sustentaba el universo, que este Tao impulsaba fuerzas opuestas pero complementarias de yin y yang, fuerzas que son el origen de los cambios inagotables que sufre el mundo.
Confucio pretendía, con sus enseñanzas, crear una sociedad en armonía capaz de enfrentar esos constantes cambios. Pensaba que las personas eran buenas por naturaleza, pero aquellos que no estaban iluminados, así como las sociedades desorganizadas, provocaban que exista el mal.
Confucio tenía la convicción de que todos tenemos un lugar en el mundo y que a través del cultivo de la propia persona podemos mejorar la sociedad. La base de su filosofía era la “piedad filial”; este concepto impulsaba a que los hijos honraran a sus padres y a sus ancestros. A partir de este concepto de “piedad filial”, Confucio expuso cinco relaciones, todas estas con un superior y un inferior, las cuales deberían ser el modelo para la sociedad. La primera y más importante era, por supuesto, la relación de padre e hijo, a la que seguían la de gobernante y gobernado, marido y mujer, hermano mayor y hermano menor y una sumamente compleja, amigo con amigo. Si estas cinco relaciones se respetaban como se debía, es decir, el subordinado siempre respetaba al superior, entonces la sociedad alcanzaría un estado de armonía como el que en su momento alcanzaron los reyes de la antigüedad. Estas enseñanzas quedaron plasmadas en los “Anales de Confucio”, pero desgraciadamente la mayor parte de sus ideas se perdieron debido a que la dinastía Qin, entre los años de 221 y 207 a.C., se dedicó a destruir las obras de nuestro filósofo, por lo que en realidad las máximas e ideas que nos han llegado hasta nuestros días son las del “neoconfucionismo”, con influencia del pensamiento taoísta adicionado del pensamiento budista.
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