SIN TON NI SON

Ahora, más que nunca, en todos los medios informativos se hace referencia continua a las actividades del Congreso y que escuchamos que el Congreso tomó tal o cual decisión, que el Congreso recibió el informe del Presidente o del Gobernador. Por esas razones es que ahora quiero adentrarme en el origen de esta palabra, la cual voy a desmenuzar con un gran gusto:
Los latinos usaban la raíz grad- para referirse al acto de caminar, que conduce a gradi ‘caminar’, ‘dar pasos’. Gressus, en latín es el participio pasivo de este verbo, el cual dio lugar, al agregarse algunos prefijos, a numerosas palabras en las lenguas romances. De esta manera, de la idea de dar pasos hacia adelante, surgió la palabra progreso; de la idea de dar pasos hacia atrás, apareció regreso; de la de ir en sentido opuesto a otra persona debería haber surgido agreso, según la secuencia que llevamos hasta el momento, sin embargo, surgió la palabra agresión; de la de alejarse de algo o de alguien, se formó disgresión; de la idea de entrar en un lugar, se generó ingreso, y de la de caminar juntos hacia un punto de reunión, devino la palabra congreso. Y aquí llegamos a nuestra palabra, las acepciones de esta última palabra son varias, desde una reunión de personas para deliberar sobre algún negocio hasta el Parlamento de algunos países, incluso la palabra congreso sirve para nombrar a la misma edificación donde reside el Parlamento.
De la misma manera, llevan ese nombre las reuniones y coloquios de los miembros de asociaciones o de organismos de una profesión que se reúnen periódicamente. Proviene de la palabra latina congressus, formada por el prefijo com- ‘juntos’ y el ya mencionado participio pasivo gressus. Congressus se utilizó durante la Edad Media para designar las reuniones de embajadores o de príncipes que sellaban la paz al término de alguna guerra y la palabra fue se introdujo al Diccionario de la Real Academia con ese sentido desde 1780. Congreso adoptó su moderno significado de Casa o Cámara Legislativa al consumarse la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y llegó al castellano desde la Constitución Española de 1837.
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