Autoridades exigentes con el comercio formal e indulgentes con el ambulantaje

Toluca, Méx.- El comercio informal, ese que solo se instala y obstruye las calles, las aceras y no tiene protocolos de salud, conocido como el ambulantaje omite las disposiciones de las autoridades estatales, ese sector continúa con las suyas pese a que el Estado de México y la Ciudad de México atraviesan por una etapa crítica de contagios, hospitalizaciones y defunciones a causa del Sars- Cov- 2. Los que desafortunadamente han sido perjudicados por seguir con mucho esfuerzo las medidas de contención con el cierre de sus negocios, es el comercio formal, el más castigado y que pide a gritos, ayuda.
Integrantes del gremio restaurantero del Estado de México han denunciado la proliferación del ambulantaje en las calles, mientras los establecimientos formales son obligados a cerrar debido a la pandemia, los que están dentro de la informalidad siguen “a sus anchas”, obstruyen vialidades, banquetas, hasta reciben a las personas con mesas y sillas para comer, cuando está prohibido desde hace meses.
La situación es crítica, integrantes del gremio restaurantero, consideran que cada día que pasa es más común ver puestos en las calles mientras que, los negocios que dan empleo, pagan impuestos, salarios, prestaciones y demás derechos para operar siguen cerrados, son constantemente vigilados por el Semáforo Rojo que se ha decidido ampliar en la capital del país y en la entidad mexiquense.
Advierten que el ambulantaje hace de las suyas, se manifiestan, cierran calles, avenidas, violan el derecho a la movilidad de la población y aun así, exigen que se les tome en cuenta pese a que no retribuyen en nada, son los que torean a las autoridades y buscan la manera de desafiar la ley.
Los que han pagado los platos rotos, son los establecimientos formales, esos que dan empleo a la población, que pagan permisos para operar conforme a la ley, que aplican protocolos de seguridad que han invertido en medidas para proteger tanto al personal como a los clientes para evitar contagios, que pagan una renta y que son constantemente vigilados, estos negocios han cerrado y sus propietarios aseguran que no es porque quieran, sino que respetan la ley, pero se les hace injusto que los ambulantes siguen y crezcan, sin que nadie los toque ni les impida plantarse en las calles.
El olor a quesadillas, tacos, gente sin sana distancia, sin usar gel antibacterial, en plena calle, en puestos semifijos ofrece a los clientes sus productos, éstos a su vez, los consumen y hasta se sientan a degustar sus alimentos, ignoran que es una avenida pública y no hay garantía de limpieza. Y eso persiste en la venta de ropa, productos no esenciales.
Estas injusticias han llevado al comercio formal a manifestar en múltiples ocasiones la situación, consideran que no es posible que el comercio informal pueda seguir trabajando sin ninguna restricción y el establecido no. Acusan que el ambulantaje sigue en operación y esa es la razón que ha provocado el número crítico de hospitalizados, aunque los comercios formales sigan cerrados.