Obesidad en México, problema de uno o responsabilidad de todos

Gordo, gordito o hasta de hueso ancho, adjetivos o frases que han buscado evadir un problema de salud que ha crecido de manera desmedida; el sobrepeso y la obesidad, padecimientos que a gran parte de la población les cuesta reconocer como una enfermedad. De acuerdo con el informe anual 2019 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), nuestro país ocupa el nada honroso y si preocupante segundo lugar a nivel mundial en obesidad en adultos y el primero en obesidad infantil.
Un 35% de nuestros niños y niñas en etapa escolar padece sobre peso u obesidad. El 5% de niñas y niños de 0 a 4 años padece sobrepeso. De los niños y adolescentes entre 5 y 19 años, el 35% presenta sobrepeso y obesidad. La UNICEF señala que en México la obesidad afecta a 1 de cada 3 niños de 6 a 11 años. Solo el 59% cuenta con una diversidad de alimentos mínima en su dieta y, el 18% no come frutas y verduras, sumado a ser el país número uno en consumo de refresco a nivel mundial.
El tema vuelve a ponerse en la mesa de discusión al enterarnos que el pasado 5 de agosto en el Estado de Oaxaca, se aprobó la adhesión del artículo 20bis a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes con el fin de prohibir, vender, regalar, distribuir o promocionar productos no saludables a menores de edad. Los productos a los que se refiere de manera particular son las bebidas azucaradas y los alimentos envasados de alto contenido calórico.
Ninguna medida por sí sola va a acabar con este problema, por lo que es necesario preguntarnos si realmente la decisión tomada por el congreso de Oaxaca cuenta con un sustento en estudios realizados por parte de algunos centros de investigación especializados en la materia. Ante un problema de salud pública que no solo compete al Estado de Oaxaca, sino a todo el país, es necesaria una política pública bien fundamentada y con base científica que no haga parecer esto como una mera ocurrencia cuando en realidad es un problema serio.
Como en otros temas, se busca un responsable de que México sea un país obeso y nadie puede negar el papel tan dañino por parte de las grandes industrias y cadenas de alimentos considerados “chatarra“ que desde hace décadas han contribuido al incremento del sobrepeso y la obesidad, al no presentar un etiquetado entendible para la población, mentir sobre los ingredientes que dicen tener algunos de los productos que nos venden y difundir una publicidad engañosa que particularmente ha afectado a los más pequeños.
Si las industrias han hecho lo que han querido, es porque los diferentes gobiernos lo permitieron y se han expandido hasta llegar prácticamente a todos los rincones del país, cosa que el gobierno no ha podido hacer para garantizar el suministro de un servicio tan básico e indispensable como el agua potable.
Los hábitos se aprenden en casa y si los adultos educan con el ejemplo, pensemos si no es obligado hacer una revisión personal y familiar al respecto. Mientras sigan existiendo hogares donde se cocine con altas cantidades de aceite, el refresco siga siendo el invitado estelar a la hora de la comida, aun teniendo la posibilidad de consumir agua y los “antojitos mexicanos” que nos guste o no, aportan altas cantidades calóricas y son parte de la “dieta diaria” de cientos de mexicanos ya sea por gusto o necesidad, este asunto no se resolverá tan fácil.
Es urgente pensar en medidas integrales. La solución va más allá de prohibiciones, tiene que ver con la modificación en los patrones de consumo y educar a la niñez en materia alimentaria para que sean capaces de decidir sobre lo que consumen, todos debemos hacer lo que nos toca, gobierno, industrias y ciudadanos, pero debe quedar claro; el sobrepeso y la obesidad en México, no es el problema de uno, es responsabilidad de todos.