POLÍTICA AMBIENTAL

Confieso que luego de las columnas anteriores y al afirmar que el ser humano está perdiendo su comportamiento gregario, cambiando de ser manada por un excesivo individualismo e incluso llegar a carecer de su instinto de preservación sin pensar en el bien común, quedó sembrada en mi consciente la duda del porque estamos llegando a estar atentando contra nuestra propia vida, empezando por tener una mala alimentación, violencia y hasta las propias adicciones o el suicidio, pero destacando el que sabiendo que la contaminación ambiental también nos daña, la seguimos fomentando.
Tenía varias ideas o teorías que pude desenredar un poco luego de una larga y orientadora plática, que por momentos llegó a ser terapéutica, para poder comprender nuestra vida actual. Para ello, me dieron a conocer un experimento realizado por el etólogo John Calhoum.
En un número de Scientific American de 1962, Calhoun presentó los resultados de una serie de experimentos llevados a cabo en el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de los Estados Unidos de América. Colocó a varias ratas de laboratorio en un entorno en el que, protegidas de enfermedades y predadores, y provistas de agua, comida y cobijo, se reprodujeron rápidamente. Lo único que les faltaba era espacio.
Calhoun realizó varios experimentos, pero el más difundido y que caló en la sociedad fue “Universo 25. En esa ocasión eligió cuatro ratones macho y cuatro hembras, en perfecto estado de salud, pero solo en cuestión de espacio solo disponían de 6.5 m2. El problema del espacio se fue agudizando a medida que lo que esta “utopía de roedores” se fue súper poblando, pasando de los 8 originales a 2,200 en 18 meses.
La frecuencia de los contactos sociales no deseados aumentó, produciendo un incremento del estrés y las agresiones. Según los trabajos del fisiólogo Hans Selye, el sistema adrenal les ofrecía la solución dicotómica tradicional: luchar o huir. Pero en ese entorno cerrado la huida era imposible.
La violencia aumentó rápidamente hasta quedar fuera de control. Le siguieron el canibalismo y el infanticidio. Los machos se volvieron hipersexuales, pansexuales y, con frecuencia creciente, homosexuales. Muchas de las ratas hembra fueron incapaces de llegar a culminar un embarazo, en otros casos cuando tenían una camada rápidamente las abandonaban. Un número aún mayor, después de dar a luz con éxito, no tenían ningún tipo de función materna. En los experimentos en los que se desarrolló esta parte de las pruebas la mortalidad infantil fue del 96% entre los grupos más desorientados en la población.
Calhoun llamó a esta vorágine “hundimiento conductual”. La población se redujo, acercándose a la extinción. Al final de los experimentos, los pocos animales que quedaban habían sobrevivido con un costo psicológico inmenso: sin actividad sexual y totalmente retraídos se apiñaban en una masa sin ocupación. Incluso después de reintroducirlos en comunidades normales de roedores, estos animales “socialmente autistas” permanecían aislados hasta la muerte, en un estado semejante a la depresión.
El propio investigador tenía que aclarar en los documentos donde divulgada sus investigaciones que se trataba de ratas de laboratorio y no de humanos, pero era evidente la semejanza de los comportamientos entre ambas especies.
Lo aterrador del experimento, lo expresó Calhoun con sus propias palabras en las conclusiones: “En cierto modo, las criaturas habían dejado de ser ratones mucho antes de su muerte, una ‘primera muerte’ que arruinó el espíritu y a la propia sociedad de manera tan profunda como lo haría la “segunda muerte” del cuerpo físico.”
He empezado a comprender, no se ustedes amables lectores, que buena parte de los problemas ambientales actuales y de una muerte lenta a causa de ello, proviene de la ruina y daño que empieza a afectar nuestra mente y sociedad, por causas semejantes a lo ocurrido en Universo 25.

PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE
Nuevamente agradezco el espacio que se brindó a un servidor para participar en la mesa redonda, “Los problemas del agua, su distribución, gestión y tratamiento” organizado por la Dirección de Protección al Ambiente de la Universidad Autónoma del Estado de México cuyo titular es el M. en I. Raúl Vera Noguez. Y reitero lo expresado al principio y final: la problemática del agua ya no es solo asunto de ingenieros, se requiere la participación multidisciplinaria y de la sociedad.
Reciban un abrazo a la distancia de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.