La culpa es de los videojuegos

¿Qué motiva a un niño de primaria a llevar un arma a la escuela? ¿Qué pasa por su mente para que decida disparar en contra de su maestra y compañeros? ¿Por qué poner fin a su vida con tan solo 11 años de edad?
Nuevamente la sociedad mexicana se conmociona ante un hecho que personalmente espero que no se vuelva a repetir, un niño de 11 años que disparó en contra de una maestra, un profesor de educación física y 5 compañeros, para posteriormente quitarse la vida.
Estamos frente a un caso atípico donde buscar al culpable no es sencillo y hacerlo puede generar confusión y sentimientos encontrados. Injusto sería señalar de manera directa a José Ángel como responsable, ya que una acción de este tipo no es producto de la casualidad, lo que detono este trágico hecho probablemente fue la suma de eventos personales, familiares y hasta escolares que nadie de su círculo cercano pudo ver a tiempo.
Lo delicado del tema obliga a tener una actitud responsable y una opinión razonada que evite hacer juicios “ligeros” y deficientes como los del gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, quien ante la prisa de hablar al respecto declaró que el menor actuó influenciado por un videojuego. Imposible tratar de cuantificar el número de personas que son afectos a los videojuegos y hechos de este tipo al día de hoy son casos aislados ya que si bien, las armas son parte del entorno de los mismos, un videojuego no te enseña a usar un arma, no te enseña a cargarla, a poner o quitar un seguro y accionarla.
En este sentido, vale la pena hacer otra precisión; en el caso de los menores, quienes compran los videojuegos o se supone están al pendiente de los juguetes o de aquello a lo que juegan los niños y las niñas son los adultos, entonces pensemos ¿Quién es el responsable?
Por otra parte, los medios de comunicación deben estar llamados a no hacer de este suceso una nota sensacionalista donde magnifiquen el tema y saturen a la opinión pública ya que esto, solo distrae la atención de aquello en lo que debemos prestar mayor atención, el cuidado y la educación de la niñez a quienes me queda claro que como sociedad le estamos quedando a deber al no ser capaces de garantizar un entorno seguro, con vínculos afectivos solidos que no los lleven a cometer actos de violencia de este tipo.
De acuerdo con el noticiero En Punto, el padre del menor, un hombre de 37 años fue arrestado en 2016 por la agencia antidrogas en Estados Unidos por delitos contra la salud y posesión de armas y el 28 de octubre de 2019 fue liberado. Del fallecimiento de la mamá del niño no se sabe mucho pero la versión que circula al respecto revela una forma algo más que violenta en la que perdió la vida y, en lo que corresponde al abuelo, un hombre de 58 años, se encontraron inconsistencias en los estudios socioeconómicos por lo que se procedió a la congelación de sus cuentas.
Como sociedad debemos reaccionar y pensar en estrategias que nos alejen de la repetición de un hecho así, lo cual evidentemente va más allá de un operativo denominado “mochila segura” donde la propia CNDH, se ha pronunciado en contra de esta medida ya que es un error hacer a todos los niños blanco de desconfianza con medidas absurdas y extremas como el uso de caninos y hasta la utilización de mochilas transparentes.
Irónico pero necesario, hacer un llamado a los padres y madres de familia y a todos aquellos que estén al cuidado de los menores para estar más pendientes de lo que pasa con ellos y no pensar que un caso como el de José Ángel, es culpa de los videojuegos.