NO LEÍSTE ESTO POR CASUALIDAD

Sacerdote Daniel Valdez García

Cada mañana es un nuevo día, una nueva oportunidad. Se vive todos los días y se muere solo una vez. Mientras hay vida hay esperanza.
Alguna vez conocí a una persona que pedí dinero en los semáforos, al pasar el tiempo él y su pareja lo hacían, y cuando tuvieron un hijo desde pequeñito lo traían porque les funcionaba más al pedir dinero. El tiempo pasó y ese “trabajo informal” lo llevó a amigos de malas mañas y terminó privado de su libertad. Lo he dicho fuerte y quedito: “la pereza siempre lleva a la pobreza”.
Todo esto se puede repetir de forma macro o micro, con el gobierno a todos los niveles, con los sindicatos y con las diversas asociaciones civiles ante licitaciones, tramitología y el nepotismo que está hasta la médula de los huesos de varias personas. Por eso, cuando hay un cambio en el mundo como ahora y con la misma Iglesia en reforma, todos los que se acostumbran a los privilegios y a las prevendas, desde las dádivas paternalistas hasta la mochadas para ganar más de lo que normalmente se puede esperar de alguien que no quiere ser asertivo, resiliente, proactivo, efectivo, eficaz y eficiente se entristece ante lo que pasa en el ambiente.
Hoy hay personas que ante la impotencia y la rabia de todo hacen “memes”, los hay creativos y tiernos pero también ofensivos y procaces. Habrá que recordar a todos que la sorna y la burla son pecado. Un país, una sociedad y la Iglesia jamás serán construidas por comentarios soeces e irresponsables. No es el gobierno el culpable de lo que vivimos, sino todos los mexicanos que no hemos sabido vivir como buenos hermanos y buenos ciudadanos
Este es el México de todos, y hemos de superar los racismos y clasismos. Sin pobres sin indígenas estamos incompletos. Todos necesitamos de todos. Y reitero lo que he dicho y vivido: “nadie es tan pobre que no tenga nada que dar, ni nadie tan rico que no tenga nada que recibir”. No tengamos actitudes como las de Susanita de Mafalda que al ver a los pobres decía: “Hay qué feo es eso!, hagamos un muro para no verlos”.
Enamórate de México, enamórate de tu Iglesia, enamórate de tu trabajo, pero sobre todo enamórate de Dios; critica menos y aporta más. Aléjate de las personas tóxicas porque te cansan y fatigan inútilmente, gastan tus energías. No olvides que la vida es como la rueda de la fortuna: “a veces estamos abajo y a veces estamos arriba”. Ya lo decía de otro modo Mariano Azuela en su obra “Los de abajo”.
Dios es siempre fiel, pero no es un Dios mágico para darnos una vida rosa; o medicina solo para cuando estás enfermo; o banquero del que te acuerdas cuando no tienes dinero. Dios es maravilloso y te hizo a ti y a mí. No te sientes a llorar tus desventuras, cada día es tu oportunidad, si no la aprovechas responsablemente a otros verás triunfar.
Finalmente te comparto algo muy personal, en mi familia con mis papás trabajaron hombres y mujeres a quienes siempre se les respetó y se les dio su lugar, siempre se les ayudó y cuando fue necesario se les corrigió, incluso algunos eran otomíes, y hoy veo con gran satisfacción que aprendieron la lección con calidad de vida, sus hijos son profesionistas y tienes sus vidas libres de vicios y perezas. Si es posible construir una vida nueva juntos! no lo olvides juntos! Que nadie quiera sacar ventaja de los demás y como dice el dicho: “otro gallo nos cantará”.
Finalmente digo que como tú y yo no he vista que el mal venza al bien. El bien por pequeño que sea es más consistente que el mal. Como reza el proverbio chino: “Más vale encender un cerillo que maldecir las tinieblas”. Bendiciones y recibe mi eterna gratitud por leer esto que te aseguro no es mera casualidad.