SÓTANO UNO

“Santa Clós” el embustero

Raúl Mandujano Serrano. Periodista

“Nunca fui afecto a Santa Clós” –dice el periodista mientras degusta de su café, ahora si con algo de dulce de piloncillo-. Es que el hombre de rojo no visitaba su hogar cuando era un pequeño. Tampoco a los otros niños de su pueblo, en Teloloapan, en la sierra de Guerrero, o de Mexicaltzingo, o en su colonia “Guadalupe” en Toluca. Era ese señor llamado Santa Claus, una leyenda, un mito eso de que regaló toda su riqueza y viajó por el campo ayudando a los pobres y enfermos, llegando a ser conocido como el protector de niños y marineros.
Al amanuense lo visitaban Los Reyes Magos, esos si eran los meros, meros petateros, la onda, los que llevaban a cada hogar del mundo regalos. Allá en Telolopan, en Mexicaltzingo y en la Guadalupe, ellos siempre llegaron con juguetes, o ropa, o dulces. A veces era poco lo que llevaban, pero llevaban. Y es que entendía que no era nada fácil llevar tantos regalos a todos los niños y niñas del mundo. Si habría que creer en alguien, era en esos tres de Europa, Asia y África. Melchor era Europeo, Gaspar asiático y Baltasar africano. De hecho, se dice que eran “tres maestros de sabiduría” y que Melchor era de Grecia, Gaspar de Israel y Baltasar de Egipto. Otros decían que los tres eran de Persia. Pero esa era su magia. Yo sé que sus nombres eran Roberto y Pilar, y provenían de Mexicaltzingo y Toluca, y más que sabios, eran seres mágicos porque en cada hogar cambiaban de nombre, pero nunca de objetivo.
Por eso cuando decían: “todavía crees en Santa Clós”, el infante reportero pensaba para dentro de sí “yo no creo en Santa”, yo no me creo sus cuentos, ni sus mentiras. Es más, creo –suponía-, que cada político era Santa Clós. Por eso quiso estudiar comunicación y especializarse en periodismo, porque desmentir la desinformación, es parte del trabajo habitual de un periodista.
Incluso supone que ya Santa Clós habita en la actualidad, y que tal vez tiene su residencia en México, y que a diario despliega su infamia y sus mentiras a través de la propagación de fake news y desinformación, que puede compararse con una pandemia informativa. De hecho, el periodista tiene la presunción que, desde el 2015, el gordo de rojo inició sembrando mentiras con la finalidad de cambiar la noción de verdad y la percepción de las cosas conocidas. A grandes rasgos, el negro se convierte en blanco y el blanco en negro.
Quizá tú lo conoces, refiere. Él tiene la destreza de hacer que la Navidad ocurra en cada elección. Que su trineo sean los partidos políticos y ese enorme costal de regalos, lo representen las promesas eternas e inconclusas que llegan a la mente de los ciudadanos, y a su esperanza porque ese misterioso mensaje de paz y amor, que transmite el individuo que habita con gnomos y duendes, se convierta en realidad y las cosas cambien.
Ya de entrada escucha el periodista como ciertos personajes difunden, aplauden y mienten sobre resultados de la política nacional en materia de seguridad, mientras que hasta el mes de noviembre, el país registraba más de 35 mil homicidios. Algo contrastante con las justificaciones de que estaban en el lugar equivocado, que estaban involucradas con grupos criminales, que fueron riñas, pero que en la realidad, son signos de lo vulnerable que en este renglón se encuentran los mexicanos. Esos mensajes los difunde Santa, que quiere ocultar las ejecuciones.
No Santa Clós, nunca ha sido un ser de esperanza, siempre ha sido un embustero. Sólo digo. Mi X @raulmandujano.