SIN TON NI SON

He estado leyendo sobre la historia de Roma, ¡la historia de este imperio es fascinante! La relación de ideas me ha llevado a describir el origen de dos palabras de uso común en nuestro hermoso idioma:
ZAR. A partir de la muerte del emperador Julio Cesar, su fama y su gloria se ha ido propagando a través de los siglos, además de que su nombre se convirtió en homónimo de emperador, eso sí muy poco después de su muerte. Pero la historia de los cesares no terminó con la caída definitiva del Imperio romano; los emperadores germánicos (que mucho tiempo estuvieron en pugna con los romanos) resolvieron adoptar el nombre de los emperadores de Roma, tal vez con la esperanza de reeditar su gloria, y lo revivieron de acuerdo con la pronunciación que se cree que empleaban los romanos: cáesar, que adaptaron como kaisar y, más tarde, Kaiser. La vieja palabra latina no se detuvo en las fronteras germanas y llegó al ruso arcaico como tsísari, y, posteriormente, tsar, que, a su vez, pasó al francés y al inglés como czar. El primer zar con ese título fue Iván el Terrible, que ocupó el trono de Moscú en el siglo XVI, unos mil seiscientos años después del asesinato de Julio Cesar. La Real Academia incluyó la palabra ya en la primera edición de su Diccionario, en 1739, como «Príncipe dominante de Moscovia», explicando que lo escribía sin la c inicial «pronunciada por los moscovitas» debido a la dificultad de la fonética del grupo cz en español.
AGOSTO. Nombre del octavo mes del año actual; la historia del nombre de este mes se remonta hasta hace más de dos mil años, cuando adquirió ese nombre debido a los egoísmos del emperador romano Cayo Julio Cesar Octavio, conocido como Octavio Augusto, quien no quería ser menos que Julio Cesar, su predecesor y padre adoptivo. Augustus, que no formaba parte del nombre de nacimiento, fue un título que le confirió el Senado, tomando el adjetivo que significaba «magnífico», «majestuoso», lo mismo que denota hoy augusto en nuestra lengua. En el antiguo calendario romano, el año comenzaba en marzo, y el sexto mes se llamaba Sextilis, pero en el año 24 antes de Cristo, Octavio Augusto decidió darle su nombre y, desde entonces, Sextilis cambió por Augustus. Octavio imitaba así al ya fallecido Julio Cesar, quien había hecho lo mismo veintiún años antes con el quinto mes, hasta entonces llamado Quinctilis, y pasó a llamarse Iulius en homenaje a la familia Iulia, a la que el emperador pertenecía. No obstante, haber dado su nombre a Sextilis Octavio todavía quiso alcanzar la misma gloria que Julio Cesar, y como Iulius tenía 31 días, y Augustus, solo 29, el emperador alteró la duración de varios meses, quitando y poniendo días, hasta lograr que su mes tuviera 31 días. Por eso, aún hoy, dos mil años después, julio y agosto tienen 31 días cada uno.
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