POLÍTICA AMBIENTAL

En las últimas semanas aparecieron tanto en redes sociodigitales como en medios tradicionales de comunicación la noticia sobre el hecho de que diversos países y entidades de la República Mexicana, estaban en un conteo regresivo hacia el “Día Cero”.
El término hace referencia a la fecha en que una determinada región se quedaría sin el suministro de agua y tiene su antecedente en lo sucedido a finales del año 2017 y principios de 2018 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Lo sucedido en aquella ciudad empieza a quedar en el olvido, pero es traerlo a colación derivado de la reducción del caudal suministrado por el Sistema Cutzamala anunciada la semana pasada.
El abastecimiento de agua para Ciudad del Cabo es a partir de seis presas que dependen del régimen de lluvia, presas que empezaron a reducir drásticamente su almacenamiento a partir del año 2013, derivado de una intensa sequía, no registrando una semejante desde 1933, situación generada por el cambio climático.
El colapso se veía venir y las autoridades de aquel país empezaron un racionamiento tan estricto del agua que tuvieron que utilizar la fuerza pública para mantener en orden a la población, cualquier fuga de agua, antes despreciada, era aprovechada para beber al reducir la dotación diaria por habitante a tan solo veinte litros, impidiendo el aseo personal y de la vivienda. Las escenas mostradas por los medios me recordaron la trama de la película “Cuando el destino nos alcance”.
Nuestro país ya está siendo vulnerado por el cambio climático, que entre otras cosas, altera el régimen de lluvias, provocando en esta ocasión una merma en el almacenamiento de las presas que integran el Sistema Cutzamala, teniendo un 76% de almacenamiento luego de tres años de lluvias escasas en la región, por lo que la Comisión Nacional del Agua inició un racionamiento del agua a fin de no vaciar las presas a niveles críticos, generar problemas operativos en la planta potabilizadora Los Berros y suspender totalmente el suministro de agua.
Esta situación se dio en el año 2010 en que el nivel de la presa Valle de Bravo llegó a poco más de los 250 millones de metros cúbicos, generando un acentuado arrastre de sólidos que dio problemas en la potabilización y problemas a la navegación recreativa, lo que derivó en problemas sociales.
No sé vislumbra un plazo determinado para que termine la restricción. Depende de la presencia de las lluvias. Si se tiene un huracán bien ubicado en las costas del Océano Pacífico puede terminar pronto, en caso contrario se prolongará hasta el año próximo.
PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE
El “Día Cero” se vislumbra para los valles de México y Toluca, no solo por la merma del Sistema Cutzamala, sino por la sobreexplotación de los acuíferos.
Hoy, como siempre, el ahorro, reúso del agua y su uso inteligente es necesario, así como la solidaridad entre los afectados.
No hay acción pequeña cuando se trata de cuidar el agua. Considero que aún estamos a tiempo.
Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.