POLÍTICA AMBIENTAL

Los pronósticos sobre las catástrofes ambientales de épocas pasadas no han sido acertados en buena parte por los avances tecnológicos que se han tenido, como fue el caso de la Revolución Verde. Sin embargo, ahora estos esquemas están siendo rebasados por las siguientes razones: el tamaño de la población, la pobreza y hambruna, la magnitud de los problemas ambientales y la escasez de recursos financieros.
En columnas anteriores he hecho referencia sobre el uso de la tecnología para la preservación y el mejoramiento del ambiente. En ese orden de ideas y para atender la problemática enlistada en el primer párrafo, los “filósofos de la innovación” apuestan ahora a disrupción.
Una premisa de la disrupción es que la generación de nuevas ideas es limitada por las viejas ideas. Es decir, buscamos el éxito futuro basándonos en el éxito del pasado cuando en realidad nuestro entorno está cambiando de manera vertiginosa y los esquemas, bases o estrategias preexistentes, ya no son válidas.
Con el tiempo se ha confirmado, que cuestionando las viejas creencias podemos ingresar a un nuevo mundo de posibilidades. Para ello, los teóricos de la disrupción sugieren cuestionar repetidamente nuestras creencias, de lo contrario éstas regresarán a establecerse en nuestra mente impidiendo el proceso creativo. Los nuevos innovadores comprenden que la disrupción es un rompimiento de paradigmas tradicionales.
Cuando se crea una disrupción, aumenta significativamente la cantidad de dinero que fluye en ese sector, ya que atiende una necesidad antes desconocida y crea una atracción insustituible en los consumidores. Un ejemplo de lo anterior es el surgimiento de la Tablet o iPad de Apple, que salió a la venta en abril de 2010, provocando largas filas para comprarlas, vendiendo un millón de equipos en tan solo un mes. Cuando una innovación es disruptiva se crea un enorme valor en la mente del consumidor y éste se vuelca incondicionalmente hacia ese nuevo producto.
La disrupción debe llegar a los temas ambientales, para lograr que las actividades relacionadas sean atractivas como negocios, generadores de riqueza y empleos, dejando de ser buenas intenciones o programas gubernamentales, pero siempre teniendo en mente que del cuidado de la naturaleza es vital para nuestra supervivencia.
PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE
Agradezco los atentos comentarios que recibí por mi anterior columna sobre la relación del Existencialismo de Jean Paul Sartre y la preservación del ambiente, sobre todo al provenir de lectores relacionados a las Humanidades. Es motivante.
Prometo retomar el tema de la Filosofía y nuestra permanencia como sociedad si preservamos el ambiente en futuras colaboraciones, pues como lo expresa Karl Marx: “Hasta ahora, los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
Y en esta ocasión, ¿cómo puedes actuar localmente? Pues fomentando la lectura, discusión y difusión de los libros que leas. Recuerda la frase de Plinio El Joven: “No hay libro tan malo, que no contenga algo bueno”. Por cierto, su padre Plinio El Viejo, es reconocido como uno de los primeros filósofos y naturistas de la historia.
Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Twitter @cuencalerma o por Facebook