GRILLANDO

Desde niño mi hiperactividad me forjó un carácter afín a la adrenalina, por ello es que a través del deporte, el campismo y otras actividades me distinguí por ser uno de los primeros que se formaba para escalar, aventarse a un río, navegar en los rápidos o cabalgar rápidamente por la playa. Mis amigos me preguntaban que si no me daba miedo y la verdad es que no, lejos de darme miedo me emocionaba sentir la adrenalina y por ello les decía que a lo único que le tenía miedo era a la muerte de mis padres o de un ser querido, más estando yo presente. La vida es brava y en ocasiones te enfrenta a tus peores miedos, algo que aprendí el día que me tocó ver a mi padre fallecer mientras le apretaba la mano y le daba las gracias por todo, un dolor superior al que mis miedos algún día imaginaron. Con la llegada del virus del COVID-19 ese miedo de perder un ser querido ha sido cosa de todos los días y más porque hemos sido testigos de cómo la muerte alcanzó a familiares y amigos, personas queridas que han sido víctimas de esta tragedia que nos ha dejado la pandemia. Por ello, ayer después de un año de estrés por lo que estamos viviendo sentí por primera vez que realmente hay una luz que nos permita ir dejando atrás los tiempos de Coronavirus, lo anterior a pesar de que la vacunación en México ha sido lenta y las autoridades han cometido errores a los que hay que sumar la falta de educación de un gran sector de la sociedad que contribuyó a que seamos el tercer país más afectado del mundo por el virus. Entre mi hermana ROSY, mi sobrino IVÁN y un servidor, hicimos lo posible por convencer a mi Jefecita Santa de que no era necesario quedarse a dormir en el Estadio Nemesio Diez para que la vacunaran y es que junto con su grupo de amigos adultos mayores ya habían hecho campamento en Constituyentes, algo que afortunadamente entendieron por lo que mejor se formaron tempranito para que gracias a la organización de las autoridades federales, estatales y municipales fueran de los primeros en vacunarse. Así que hoy al menos hay una esperanza de que mi Jefecita ya recibió su primera dosis y que las autoridades lo hicieron bien por lo que hay que reconocer el trabajo de todos aquellos que contribuyeron para que nuestros adultos mayores tuvieran una exitosa primera jornada de vacunación, algo que confiamos seguirá en estos días. Por lo pronto, la vacuna ayer calmó la hiperactividad de mi Jefecita y la hizo dormir toda la tarde, posiblemente por la desvelada, porque fue el efecto de la dosis o porque simple y sencillamente la esperanza es palpable para poder seguir adelante y regresar pronto a nuestra vida cotidiana…..…………………….. LA GRÁFICA DE HOY del fotógrafo JAIME ARRIAGA, que estuvo junto con la comunicadora LAURA RAMÍREZ recorriendo los cuatro centros de vacunación de Toluca, corresponde precisamente al momento en el que una persona de la tercera edad recibe su vacuna, momentos emotivos para muchos adultos mayores que han sido amenazados por este virus que para mí fue terroríficamente creado. Ayer, fue inevitable que se hicieran las filas para acceder a los puntos de vacunación y es que miles de personas acudieron con la esperanza de ser vacunados para salvar su vida y porque era válido su miedo de no alcanzar vacuna, sin embargo, la buena organización de las autoridades ayudó a que la gente se vacunará rápido. Quienes estuvimos por los centros de vacunación pudimos ver a las personas de la tercera edad emocionadas, algo que en lo personal me conmovió pues esta vacuna representó para ellos el no morir y salvar su vida, por eso no les importó formarse por horas, lo anterior, aunque en redes sociales nos encontramos a esos negativos que todo lo critican, inclusive lo que no les importa y es que las filas son necesarias, en México y en muchos países donde la gente está acudiendo a vacunarse. De esta manera, confió plenamente en que las autoridades en unas semanas anuncien la segunda vacuna para que nuestros adultos mayores ya estén bien protegidos y podamos empezar a soñar que pronto nos tocará a nuestros hermanos, amigos y a nosotros. Por cierto, ayer solté unas lágrimas cuando hablaba con mis amigos porque algunos de sus padres, hermanos y amigos nuestros no alcanzaron a vacunarse, por ello elevamos una oración al cielo pidiendo por el eterno descanso de sus almas confiando en que estas vacunas se traducirán en menos tragedias y menos dolor………………………….. Y VA DE CUENTO Un ladrón todo rudo de nombre RENÉ PLIEGO entra en una tienda y dice: Arriba las manos, esto es un atraco. De inmediato todos se asustan, incluyendo un pelón de nombre ERUBIEL ARENAS que compraba unos condones por lo que el ladrón le apunta y le dice: A ver, pinche pelón, ¿tienes algo de valor? A lo que ERU contesta: Nada de nada. ¡Yo soy un maldito cobarde!.………….….……………. HASTA mañana con más GRILLANDO. Comentarios en Twitter en @pepenader y en [email protected]

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