EL VALLE DEPORTIVO

A veces resulta increíble aceptar la realidad, compartirla y hacer de tripas corazón; otras tantas -quizá la mayor parte del tiempo- pasa por el tema de resignación, aceptación y en muchos momentos el consabido discurso del clásico: pues ya ni modo. Hay otros escenarios donde la letanía es tan absurda y ridícula que lo evidente pasa a ser un sinónimo de engaño y con cierta astucia para envolver los mejores “argumentos” de engaño, autoflagelación, sueños guajiros. Los anhelos pasan a ser un cotidiano instante de peticiones encarecidas a un poder superior, a una imagen, a ciertas personas, etc., pero la inagotable fuente de esperanza sí tiene fecha de caducidad que hasta viene y llega cargada de un lacerante, temerario y dolorosa idea de incertidumbre a tope, justo ese que envalentona a las pesadillas para destruir sueños y hacerlos añicos, esos que generan ser parte de la estadística de los miles de desmadrugadores que lo mismo da si duermes y descansas, que si te mantienes despierto con desesperación y hasta desesperanza.
Pues bueno, esta cantaleta tiene un fervor por la vida y el deporte, por la salud y la familia, por el trabajo y parabienes, por la amistad y la familia, por la esperanza y la tristeza, por la alegría y el llanto, por tantos sentimientos y emociones que nos conllevan a elevar plegarias con alto grado de querer ser escuchados y dirigidos hacía un nuevo mundo, a una realidad distinta, pero sin duda a una nueva realidad…
Y es justamente ese el meollo del asunto: creernos unas cosas, temas, situaciones, personas, etcétera, y adaptarnos a lo nuevo y como venga y lo que sea. No, no, no, neta no, no comulgo con esa incendiara idea de que todo es y será nuevo apenas pasemos la maldita pandemia que nos ha azotado. Muchos aseguran que está controlada y que se atacará de manera total y con esto sucumbiremos a los encantos nuevos y mejores, sin embargo, debemos ser claros cuando aceptemos de que en realidad nuestra “nueva” oportunidad de vida, fue haber seguido en este globo terráqueo con o sin vacuna, con y sin ser pillado por un virus, por conservar trabajo para llevar el pan a casa, pero no debemos bajo ninguna circunstancia olvidarnos que esa fue justamente la nueva realidad que debimos aceptar, acoplarnos y traducirla en llevarnos bien y sobre pasar de mejor manera los segundos y minutos en convivencia con los demás. Muchos, miles, millones no lo lograron y a pesar de que vivan en nuestro corazón aún sufrimos sus pérdidas y así seguiremos; ellos no lo lograron, pero estoy seguro que quisieron con toda vehemencia adaptarse a esa nueva realidad.
Hoy afrontamos aires de cambio, ráfagas de esperanza e ilusión y además con garantía cerrada de no saber qué pueda suceder en un instante, por eso cuando anunciaron el retorno a las actividades en el semáforo epidemiológico en color verde solamente esbocé un grito ahogado de que ojalá el grueso de la población entendamos que esto no es un chiste y que la batalla no debe detenerse y que cuidarse es el mejor remedio para todo. Y es ahí, justamente ahí donde radica la fuerza y el poderío del deporte y las actividades físicas, la apertura de ideales por todos conocidos y que, al menos, los más sensatos deberán ser fuente de inspiración para el de a lado, porque sí el futbol está uniendo a más gente con la apertura de estadios, pues que se haga un frente común para detener no solamente la violencia sino la inmadurez que muchos valemadristas tienen al no comprometerse para ayudar a todos; el beisbol con su contagiosa y alegre danza que convoca a disfrutar un buen acto deportivo; el basquetbol ni se diga. La Fórmula 1 que aun cuando no es tan accesible para todos vierte emociones vastas como para tener una mañana de alegría; lo mismo ocurre con el tenis, triatlón, maratones y medios maratones, nos conducen a un acto de rebeldía contra la inseguridad, violencia, enfermedad, entonces no creo que “apenas” estemos ingresando a una nueva normalidad, al contrario, solamente se han destapado (oficialmente) los escenarios deportivos, estadios, inmuebles que ya tenían apertura, centros comerciales, etc., entonces más bien considero que lo normal es y debe ser seguir adelante, cerrar filas, hacer votos de confianza en familia, con amigos y redoblar esfuerzos por vencer todo mal, no sustraernos de esa fascinación y si, en cambio, hacer hábitos sanos y saludables en todo sentido y momento. Lo he dicho hasta el cansancio y así seguiré: el deporte y la cultura física, así como la educación, son las mejores herramientas para modificar pensamientos y conductas, esto permea en llevar a cabo cambios sustanciales a todo nivel y con sinergia lograr elevar la calidad del ser humano, esa es la realidad y no es algo nuevo ¿o sí? entonces comencemos por dejar esas lamentables y odiosas frases y abracemos que la innovación es la construcción de un nuevo tejido social con base en el respeto por nuestros semejantes y por nosotros mismos y que a través del deporte y sus derivados tengamos a mejores personas con una elevada categoría educativa que traspase todo acto de retroceso. Amigos, esa sí será la nueva realidad, no salir mañana y no cuidarse y no usar el cubrebocas y más…se trata de creer en un mejor mañana por eso comencemos desde este Valle.
¡¡¡Pásenla bien!!!