EL VALLE DEPORTIVO

“El futbol me recuerda viejos e intensos amores, porque en ningún otro lugar como en el estadio se puede querer y odiar tanto a alguien” Françoise Sagan

Si bien es cierto en el deporte y el juego no existe nada mejor que la victoria, ésta hay que saberla disfrutar por medio de la congruencia y una autoevaluación de la manera más profunda que exista para no caer en la soberbia ni tacharse de ingrato y pobreza de mente, por ello, los psicólogos del deporte insisten tanto en el entrenamiento mental diario porque así como se esculpe el cuerpo también la mente tiene su trabajo y por tanto, la conjugación de estas dos esferas crean una fortaleza que difícilmente se rompe.
Los ejemplos son muchos y variados, pero hoy quiero exponer dos únicamente para que notemos la claridad de lo que implica el trabajo físico, mental, relajación, respiración y adaptación. Conceptos que se desarrollan para lograr un bien común, jamás estarán alejados incluso en aquellas disciplinas individuales porque también tienen un procedimiento, por supuesto que es a petición expresa y hoy en día las instituciones, clubes, organizaciones, organismos públicos y de iniciativa privada convergen en la mejora diaria, continua y permanente para elevar la calidad de los involucrados. Por ello, por ejemplo, en el boxeo el caso tan sonado y mentado del jalisciense Saúl Álvarez acapara la atención de propios y extraños. ¿Qué si es buen pugilista? ¿qué si es un atleta de alto rendimiento? ¿qué si solo lo hace por dinero? y muchas más, pero lo realmente importante es que sepamos que trabajó todo un séquito para alcanzar el éxito, es decir, uno solo pone su voluntad, esfuerzo, tenacidad, capacidades y anhelos, entonces es momento de rodearse de gente capacitada en cada área para que se complemente un equipo y entonces ya no será, como en el caso del boxeo solamente quien se sube al ring a intercambiar golpes, sino toda una industria multidisciplinaria que requiere también actualización y profesionalización permanente, por supuesto que genera trabajo, pero existen variables que hacen atractivas las situaciones, por ello cuando vemos en todas las noticias que a muchos no nos gusta el “Canelo” y a otros tantos sí nos agrada, también están quienes ni fú ni fá, así es el reto también del deportista, del atleta, que tiene un periodo de éxtasis y que debe aprender rápidamente a ejercerlo y gozarlo como es el caso en comento.
Del otro tema, existe la agrupación, el conjunto, el equipo, ese que representa a toda una institución desde sus raíces, de sus cimientos y que, con base en su arraigo, genera múltiples expresiones de felicidad o mal decires, de ilusiones y esperanzas pro también de desilusiones y lágrimas. El claro ejemplo fue este domingo, miles de aficionados agazapados, temerosos y con toda la fe, que a veces iba y venía, mostraron justamente esa sed de alcanzar la gloria, el podio y con ello liberar a sus demonios. La muestra inequívoca de que cuando se trabaja por un bien común queda de manifiesto cuando todos, codo con codo, logran el objetivo. Los tropiezos como podemos ser claridosos en el equipo del Cruz Azul, así como cualquier otro conjunto, puede ser de muchos años, de décadas, pero lo interesante es el aprendizaje, la humildad y la gallardía; a veces, muy a menudo, casi siempre a diario, el soportar siquiera la simple y compleja idea de ir a trabajar es más lastimosa que la fatiga física, pero quienes se alzan con actitud positiva, quienes dejan de lado tantas atrocidades a su alrededor, cuando enfocan sus capacidades por salir airosos, ganadores y lo más importante: se unen, fomentan valores de amistad, de hermandad, de amor propio y por los demás, eso edifica cualquier barrera inquebrantable y es momento justo cuando la dimensión de las mentadas de madre, desconfianza y vulgaridades quedan en el olvido, porque resurge como el ave Fénix y hace enardecer por dentro toda esa magia que uno es capaz de atraer y expandir a los semejantes, de pronto también aparecen quienes se escondían de pena o de coraje, nada es tan importante como la victoria, el ser ganadores, pero siempre hay un detalle que jamás debe pasar desapercibido, ser humilde en la victoria y grande en la derrota.
Estallar en júbilo no es menospreciar al rival, al contrario, es aplaudirlo y esculpir su nombre en el corazón por la oportunidad generada y en su honor por la fragorosa batalla también elevar un sonoro gracias por ser digno, porque el deporte es dignidad al más alto nivel físico y mental.
Todo lo que puedas leer, ver y/o escuchar serán fragmentos de una sola categoría, al final de la historia como hoy en este Valle, en el boxeo y futbol, se grita: muera el Rey, viva el Rey!
Pásenla bien!!!