EL VALLE DEPORTIVO

No bajes tu meta, aumenta tu esfuerzo. Siéntete orgullosa(o) de ti misma(o) cuando des pequeños pasos, porque por más pequeños que sean hacen progreso.
Studio Ballet Barcelona. Carolina de Pedro Pascual

Cuando veo las dos caras de la moneda la neta es que siempre termino con un nudo en la garganta, con una serie de emociones descoyuntadas, con temores que me llevan a un sinfín de pensamientos e imaginaciones que evito a toda costa y con un impresionante desgaste emocional y físico propio de una semana de gimnasio. Son de esas sensaciones que no puedes controlar por más que quieras. Así como la semana pasada mencionaba que sigamos con nuestros sueños, de pronto un movimiento en falso y parece que la pesadilla se apodera de uno. Me explico. En el seguimiento que hago de las diversas disciplinas deportivas me he encontrado con que en varios puntos del país han “permitido” el acceso de aficionados a algunos estadios, cierto es que lo hacen con un pequeño aforo, pero también es verdad que eso no nos ha garantizado una eficaz erradicación de esta pandemia, por lo que el tema es y seguramente será más complejo que lo descrito.
Mira, de pronto aparecen imágenes donde aficionados irrumpen calles sin ton ni son, causando desmanes, azorando a la población, manifestándose en contra de una represión según ellos, exponiéndose y haciendo lo propio con los demás. Por supuesto no han faltado los valentones incrédulos y ridículos que lanzan improperios y vitorean cada paso que dan como si fueran los Mesías de esta generación, a ellos se les adhieren en forma espectacular quienes esperaban solamente una llamada para salir a echar rienda suelta al estadio. Es absurdo creer que podemos asistir con libertad total a las gradas, al menos no creo que sea momento y mucho menos bajo un mecanismo de efectividad probada. Sí, ya sé que saldrán a reclamarme algunos que han asistido que, sí se siguen los mecanismos y condiciones y revisiones, pero sigo dudándolo y más con los porcentajes diarios que se nos informan sobre la gravedad de la pandemia, pero bueno, me queda claro que es un tema álgido que tiene todas las aristas posibles. Yo al menos no me expondría y mucho menos lo haría con mi gente y conste que tengo unas ganas inmensas de regresar a un inmueble, pero lo dicho: hay más tiempo que vida.
Hoy no hay lugar a jugarle al canelas, a ser superior, a creerse inmune, intocable y andar con tal desfachatez que puede sucumbir y arrastrar. Hace muchos años me compartieron que, si yo estaba bien, al menos 30 personas a mi alrededor estarían bien y mejor, hoy aquella reliquia de pensamiento es más que elocuente, necesaria, real y operante. No por asistir a un juego vamos a exponer lo que más queremos, a quienes más sentimos y por un partido sea de lo que sea. Al menos en nuestro país suena a kamikaze y claramente es responsabilidad de quién o quiénes asumen ese rol, ¿y los demás Pá? ¿qué culpa tienen o tenemos los otros?
El dedo en la llaga pasa a ser más tenso cuando vemos como en el futbol americano hay gente en las gradas, así como la final de la Libertadores, el beisbol, el basquetbol, entre otros. ¿Será acaso una condición de seguir firmemente los protocolos, no ser insurrectos y conducirse bajo los estatutos que se manejan? ¡¡¡Claro!!! Por eso están ahí, porque se procura hacer lo que se debe hacer y no lo que les plazca. Otra muestra: allá en Australia, determinaron a raja tabla un resguardo de 3 semanas para que se llevara a cabo el abierto de Tenis y la novedad es que resultó tan efectiva que la gente regresó a las gradas sin complicaciones, con sanidad y sobre todo con esperanza. El deporte paso a ser un revulsivo y generador de esperanza de vida porque la sociedad acudió al llamado de auxilio en pro de la humanidad. ¿Neta que acá no lo podremos hacer????
Pásenla bien!!!