EL VALLE DEPORTIVO

“La esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte”. Vaclav Havel.
Todo está revuelto. De pronto el cambio radical al cual nos enfrentamos da temor, miedo, angustia, desata una ola de pensamientos que a veces rayan en lo negativo, quizás en lo exagerado (dicen algunos), se cae en limitaciones y por ende los rezos y las peticiones celestiales están abrazándonos a todos por igual. Cerrábamos el año pasado con la inminente idea de salir adelante lo más pronto posible y ¡zas! seguimos siendo azotados por esta realidad que deja tristeza, vacío, lágrimas y auténticamente corazones destrozados. La templanza hoy está a prueba, pero no debemos bajar la guardia, al contrario, es imperante que mantengamos fe y esperanza y luchemos con todo por un mejor porvenir, que dicho sea de paso sigo creyendo que así será…
En el plano deportivo, es cierto que se han tenido varias competencias en diversas disciplinas que nos dan un respiro y que al menos podemos seguir por la televisión o por la web en las redes, para darle rienda suelta a nuestra pasión y albergar una idea de lo que pudiera ser un retorno a los escenarios y entonces gritar, reír, llorar, chiflar, etcétera, todas esas condiciones que incrementan nuestra adrenalina a favor del deporte favorito, situación que nos aleja un poco de la incertidumbre que vivimos diariamente. Así, las disciplinas que tienen actividades por todo el orbe, en su mayoría apelan a la cordura y procuran no convocar a masas a sus estadios y/o escenarios, o bien limitan el acceso a cierta cantidad de personas que se supone han sido evaluadas por médicos o laboratorios que constatan que “están bien” y que luego entonces OBEDECEN al uso irrestricto del cubrebocas y otras. Pero resulta que increíblemente en varios escenarios se han visto descubiertos a esos valentones o inadaptados que pecan de incrédulos o de valemadrismo puro y no tan solo se colocan en una posición comprometedora, sino que arrastran a varios más y después la propagación sigue en aumento.
Es lamentable como se llega a confundir el momento cumbre deportivo con la soez desdicha del fanático que en aras de una “libertad condicional” de entrada ni siquiera porta bien el cubrebocas, estoy seguro que ni siquiera lleva gel y menos acude a lavarse las manos, mecanismos de prevención que todos tenemos que seguir pero que, en esos casos, el momento causa un revuelo insospechado que traspasa cualquier tipo de buena ejecución, lo peor pasa por el tema de que muchos piensan que tan solo es durante el partido y/o el evento, que no va a pasar nada, que es poco el tiempo expuesto, etc., vaya manera de insensatez de tan solo unos pocos que puede perjudicar y arrastrar a muchos más. Obviamente esto ocurre en los estadios, en los inmuebles donde se ha abierto el acceso; en tanto en la cancha, en el campo, en la duela, etc., ocurre otro fenómeno, porque el deportista, el atleta, el dirigente, el entrenador y su equipo multidisciplinario, salen a ganar el encuentro, salen dispuestos a ser vencedores, salen con la clara consigna de emerger airosos, con el brazo en todo lo alto, con la cara y cuerpo sudoroso, quizás con las cicatrices del juego, pero al final de cuentas contentos, satisfechos y victoriosos por salir y estar ¡vivos!
Veamos cuando concluye un juego sea cual sea, inmediatamente se colocan las protecciones y respetan los protocolos, esto quiere decir, que el juego está en la cancha, la vida misma está afuera, y es aquí y ahora. El deporte y la cultura física pasan por una sinergia que deben aportar las mejores herramientas para el buen entendimiento de llevar mejor nuestros minutos y horas. Era, es y seguirá siendo momento exacto para no claudicar, para luchar con todas nuestras fuerzas, para salir como ellos: ganadores, con triunfo, con mucho esfuerzo y esmero, si con temores, pero con la fe intacta, aferrándonos a nuestras creencias, haciendo votos permanentes por la superación, pero más aún por el cuidado de todos y cuando esto lo logremos y sigamos el ejemplo del deporte, entonces seremos dignos campeones…de la ¡vida!
Por favor: cuídense mucho, no salgan de casa si no es necesario, usen el cubrebocas, lávense constantemente las manos con agua y jabón y utilicen un gel antibacterial.
Pásenla bien!!!