EL VALLE DEPORTIVO

Hace ya unas semanas recibí una de esas imágenes que de pronto cambian todo un sentido, aquella me impactó y creo que hoy es conducente por donde se le vea referirla: […Ahora sí ya conocen a alguien con Covid?…] decía la postal. Sentí escalofríos, se me enchinó la piel y la neta se me arrugó el corazón. Cada día que pasa ruego y elevó mis plegarias para que esto se acabe y a nadie le pegue; imploro por la salud de mi familia nuclear y completa, pido por todas las familias y un mejor porvenir, por lo que seguiré insistiendo a tope en el tema de que no salgas y te cuides y nos cuidemos todos. Quizás unos por enérgica condición laboral tengan que arriesgarse, aunque quién sabe que tanto valdría la pena, pero también entiendo sobremanera la condición de ganar el sustento para todos. También soy realista y lo vemos a menudo, hay quienes le juegan al canelas y apuestan porque no les va a pasar nada. ¡Patrañas! ¡Ilusos!!
Está plenamente comprobado que cada día estamos más expuestos y debemos mejorar si queremos salir a la calle con vehemente pasión, o qué, acaso no se antoja dar un fuerte apretón de manos, de esos que sonaban rico cuando con todo el impulso del brazo anunciaba el choque de la manos para emitir ese estruendoso saludo que magnificaba la clase de amistad y algo más que nos convocaba a hacerlo?, no te da por querer abrazar a los tuyos con esa condición de: nunca te vayas o quédate para siempre o acá estoy o que gusto verte!???, no de te da la gana simplemente subirte a tu auto o tomar un taxi y llegar al centro de reunión con tu gente o tus amigos?, neta no quieres ir a trabajar a tu eje laboral a seguir refunfuñando?? ¿De verdad no quisieras volver al terreno de juego para explotar tus fantásticas habilidades y debilidades de tu deporte favorito??? YO SÍ!!!
Recuerdo que allá en la colonia Pensiones, allá donde vivía mi abuela materna Pacecita, antes de dormir, nos ponía a rezar y una frase que me quedó tatuada al alma por y para siempre fue la de pedir por la gente, no nada más por la familia; Pedrito, me decía, junto a mi hermana, entrelacen los dedos de sus manos, cierren los ojos y abran su corazón y pidan por ustedes, por sus papás y hermanos y por la gente. Neta que escribiendo esto se me estruja el corazón y suelto un par de lágrimas. Esos ayeres implicaban otros temores que se curaban con un jitomate asado pasado por la garganta y las coyunturas para aliviarnos más rápido amén de estar postrado a la cama de manera obligada porque si no la pala retozaba en santa salva era la parte, o sea, era a fuerzas estar en la cama, pero al final de cuentas brincabas todo embarrado de rojo y negro del fruto mágico. Ahhhh pero que no me vieran porque de eso, llegaba el momento para tronar las anginas, y eso era casi casi caótico por lo doloroso de mis bracillos tipo muñeco de madera. Los recuerdos son inevitables y comparados con lo que hoy en día pasamos nada de eso sería posible; qué diéramos porque esos remedios pudieran evitar y en todo caso curar esta y otras condiciones sanitarias, que agradable y exquisito sería salir a la calle todo embadurnado (sigo) de miel y patear la pelota, lanzar el balero, el trompo, deslizar el yoyo, jugar al turno de ”chiras pelas”, escondidillas, y más, mucho más, en cambio hoy el confinamiento nos ata de una manera jamás imaginada y nos oscurece e invade, por tanto y más allá del trabajo en y desde casa, continuemos con la delicadeza que implica buscar y generar actividades con plena certeza de que saldremos avante.
Lamentablemente no todos en esta condición sanitaria pensamos igual y siguen allá afuera toreando a la calaca y en el deporte sucede infortunadamente lo mismo. Los decesos se incrementan y se agudizan los casos y aun así quieren comenzar con actividades que convocarían a no sé qué cosa; por supuesto que es un tema de debate, pero yo preferiría estar libre y desarrollar las actividades con tranquilidad y seguimiento preventivo para evitar lamentos más tarde, porque vemos como día con día nos enteramos de fulano, zutano, mengano y perengano, amigos de nosotros y conocidos que han sido diagnosticados positivos, contagiados o incluso fallecidos. El frente común debe ser estrecho, cercano y real. ¡Apelar a tus buenas intenciones nos podrá salvar de muchas cosas, pero unidos en concordancia seremos más lo vencedores y te apuesto que hasta volveremos a asar un jitomate!

¡Pásenla bien!!!