EL VALLE DEPORTIVO

Siempre me ha gustado la fase final de todas las disciplinas deportivas. La verdad no distingo cual me gusta más, todas tienen su fascinación y son altamente adictivas y aceleran el pulso hasta de quien no lo práctica comúnmente y simplemente opta por “verlos” en las “finales”. Pero la esencia del deporte nos obliga a estar involucrados directa e indirectamente porque es la suma de emociones, sentimientos, pensamientos, anhelos y sueños. Por eso esa fase se torna como un bálsamo de esperanza para sacar el grito agónico que, como en mi caso, traemos atorado en lo más profundo.
Así crecí, con la convicción de seguir los deportes en forma por demás como un estilo de vida. Me tocó la fastuosa y mágica época de imaginar los juegos y/o partidos a través de la radio. Eso era magia blanca auténticamente. También, ser testigo fiel a través de la pantalla de diversas finales, aunque no tuviera predilección por los rivales en ese momento. Así, poco a poco fue surtiendo un efecto total que pasados los años me marcaron para siempre: la única condición de ser respetuoso tanto del derrotado como del ganador y máxime si tuviera la oportunidad de estar en una final.
Futbol, basquetbol, voleibol, billar, americano, fisiculturismo, atletismo, béisbol, y muchos más, sino es que todos, conllevan una muestra elevada de alegría al llegar a la disputa por el título de ser el mejor y ahí entra el tema del aficionado, no así del fanático que osa sentirse agredido y se convierte en un feroz y atroz victimario, y que hoy con la modernidad a flor de piel, hace uso de todos los recursos posibles para evidenciar su malestar a costa de quien o quienes sean. Eso tiene que cambiar y dejar de lado la frase de que solo es diversión, juego y parte del show. No señores, esto comúnmente se traslada, infortunadamente al sector de incitar a otros temas y tiene que parar.
En esta temporada del año, hay varias fases finales de muchos deportes; una de ellas es la de nuestro balompié, que genera infinidad de situaciones, comenzando por la inconformidad de muchos y por la alegría de otros tantos. Hasta ahí, eso va bien, lo que ya no se vale es la agresión, incluso a través de los medios o mejor dicho, de algunos que laboran en ellos y no demuestran la suficiente capacidad de análisis para no caer ni generar agresiones de cualquier índole. Se debe apostar por una muestra de generar empatía y con ello inundar de diversas opiniones con el único fin de apostar más al conocimiento y no a las corazonadas y mucho menos a pensar con las vísceras.
La final del futbol mexicano siempre genera múltiples comentarios, pero más cuando el equipo favorito ya no aspira a ser campeón y es ahí donde surgen los malestares y en varias ocasiones se trasladan, en el menor de los casos, a los insultos, que dicho sea de paso cuando son verbales y/o escritos, no pasan de ahí, lo grave es cuando se traducen en el aspecto físico personal y vaya que hemos visto y sabido de muchos casos que en ocasiones han concluido en tragedia.
Por eso quise dedicar este Valle a la cordura mediática, al análisis correspondiente con base en la estructura de la competencia sea cual sea y que, como en el caso en comento, solo nos generé un impacto de satisfacción. En lo particular estoy en total desacuerdo con la reprobable actitud de varios colegas que con su “voz de mando” a través de algunos medios aluden a situaciones personales y las colocan y dejan en el tintero no previendo que pueden despertar al gigante de la morbosidad, de la agresión y la violencia. Es tiempo de que quienes disfrutamos de la Cultura Física, del deporte, de la activación física y la recreación, consolidemos mecanismos de arropar el gusto que brinda cualquier disciplina deportiva.
Estoy cierto que cada quien tenemos a nuestros favoritos y los podemos defender a capa y espada, pero también es verdad que una estructura alejada de lo iracundo que puede ser un momento, se pueda tornar en momentos de reflexión y sueños inmediatos para la siguiente oportunidad. Creo que cuando todos los que amamos el deporte correspondamos a esa premisa del bien captar, mejor defensa y reconocer la superioridad del rival, pero sobre todo del bien disfrutar la oportunidad de ser testigos de un buen desarrollo deportivo, entonces, solo entonces podremos ser capaces de darle vuelta a la página de la violencia.

Lo dejo para la reflexión.
Pásenla bien!!!