EL VALLE DEPORTIVO

Cuando comenzaba en estos menesteres de la comunicación deportiva allá por finales de 1988, en un programa de televisión, me había tocado “mandar” a una nota sobre futbol americano y concretamente una sobre el head coach de un equipo local. Todo iba bien hasta el momento en que no me cerraron el micrófono y esbocé una peculiar frase que me costó unos meses de castigo sin sueldo por haber infringido el código de ética en la empresa para la cual prestaba mis servicios profesionales. La experiencia se convirtió de inmediato en un aprendizaje perenne. Bajo ninguna circunstancia debía decir improperios en la televisión, en la radio y acá en los medios impresos.
Sin embargo, los tiempo cambiantes y evolucionando constantemente, han abierto una brecha que nos transforma en generadores de pensamientos y creencias, que muy a nuestro estilo de quienes nos dedicamos a esto, debemos mostrar, tener y fomentar el uso irrestricto de valores que beneficien a la población y no den alternativa, bajo ninguna circunstancia, de violencia a cualquier nivel. Aquella grosería soltada al aire, pensé que me costaría tanto el momento como una carrera incipiente. Evidentemente me sentí tan mal y pude darle la vuelta de inmediato, incluso mediante la disculpa pública y a seguir en este negocio.
Esto viene a colación por las recientes muestras del uso del micrófono de diversos referentes de la crónica deportiva y que dan más de qué hablar que los propios deportistas y/o atletas, y que a veces, en muchas ocasiones inciden el público que les sigue. Tocó el turno a José Ramón Fernández, quien con su tradicional estilo dedicó ciertas palabras a un jugador del América, generando polémica. Y es en la justa dimensión de nuestras editoriales, crónicas e ideas lo que dan la pauta, o para crear o generar ciertas situaciones. Hoy fue un tema que para muchos pasará por alto, para otros tantos, aprovechan la moción para crucificar y para los menos, pasará de largo como muchas veces sucede.
Pero lo que es una realidad es que debemos, quienes nos esforzamos por comentar los deportes, contar con más elementos de sustento que validen nuestra condición de comentaristas y no la del propio ser humano, porque si bien es cierto que están tan apegadas una idea de la otra, debemos mostrar respeto aun cuando no estemos de acuerdo con determinadas ideas, personas, conjuntos y más. Debemos apostar por la bonanza formidable de la buena comunicación y fomentar la costumbre del buen uso de la palabra. Yo ni lo condeno ni lo aplaudo. Es un riesgo latente de mostrar la preferencia y/o la animadversión, pero jamás, estoy seguro, como para levantar ámpula y generar más desmanes.
Le tocó y ni modo, a muchos nos ha pasado y no con esto justifico ninguna acción similar, pero si, en cambio, apuesto mi reino por un mejor lenguaje, con la osadía de ser duramente crítico pero sin ofender, porque más allá e ello estamos para informar y para construir. Al final del camino como decía el master Jesús Ruíz Morán, “…jamás un periodista debe ser el centro de la nota…nunca debe ser la atracción…”

Pasénla bien!!!