A mitad de la Semana

Bien por Xóchitl, no lo sé…

Recordando a nuestro mexiquense Cesar Camacho Quiroz, qué bonito debe ser esto de la política, de tragar caca sin hacer gestos, que es justo lo que pasó en la semana pasada con Samuel García.

Las voces eran encontradas de todos los bandos y de todas las esquinas. Había priistas que decían que Samuel estaba vendido hacia AMLO, que sólo lo impulsaba para restar votos a Sheinbaum; habían panistas que decían que Samuel no podía erigirse como candidato puesto que no había terminado con su labor en Nuevo León; habían morenistas que afirmaban que Samuel era el verdadero títere de AMLO, o lo contrario, que en realidad le cerró el paso a Marcelo Ebrard.

Al final, todo lo que este pasando ahorita, no lo comprenderemos hasta años después, cuando el narrador que confiese la verdadera historia ya no tenga nada que perder o lo que explique ya no tenga consecuencias.

La verdad es que pasamos de la novela de Raymundo aquí en nuestro Municipio Toluca, a la novela federal con cede en Nuevo León, protagonizada por Samuel García y Mariana.

Hoy en términos estadísticos podemos decir que Samuel sin lugar a dudas, dividía el voto opositor, entre Xóchitl y él, por lo que hoy Xóchitl, se queda sola en la contienda, con la gran responsabilidad de quitarse el lastre de los partidos y reubicarse como la candidata ciudadana que realmente es.

Claudia Sheinbaum seguirá nadando con la corriente pues es ella el rival a vencer, tiene amplia ventaja y lo que haga fuera del guion, esta prohibido, pues así el escenario le favorece.

La verdad es que según los números, ni juntando a Xóchitl y a Samuel, reunían el porcentaje para indicar que había una competencia pareja. La verdad es abrumadora y se perfila, entre una serie de jaloneos partidistas desde Nuevo León a la federación, que los partidos no van a ganar, sino lo que signifiquen las candidatas.

Sheinbaum simboliza la continuidad de un proyecto que si bien no se ha cristalizado, la gente esta dispuesta a otorgarle el voto de confianza parque se demuestre que se pueden alcanzar tantos logros prometidos, en un plazo suficiente.

Xóchitl simboliza la ciudadanía desorganizada, desarticulada; también simboliza la partidocracia, igual de desorganizada, los intereses peleándose entre sí, por lo que debe empezar a diferenciarse en lo positivo si quiere tener alguna posibilidad de levantar.

Lo que sí es muy visible es que Xóchitl ahora tiene la obligación de contener en su concepto de nación, las necesidades, exigencias y anhelos de todos los que no quieren a AMLO, puesto que con una idea que se escape, con una crítica que no atienda o alguna necesidad que no solvente, los votos se irán al abstencionismo o peor aún, al partido MORENA.